Manifiesto a favor del consumo del vino

Vivimos tiempos extraños para el vino. En el país del tempranillo, del albariño y de la malvasía, en la tierra donde el brindis es un gesto cotidiano y el vino acompaña desde las celebraciones familiares hasta las romerías, nos encontramos pidiendo perdón por descorchar una botella. Como si abrir una copa fuese un acto subversivo, como si la cultura líquida que nos ha definido durante siglos fuese ahora un peso moral del que debemos desprendernos.

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