A pesar del clima bronco y crispado que ha dominado en los últimos tiempos las relaciones entre Roma y París, Giorgia Meloni y Emmanuel Macron han finalmente celebrado la llamada «cumbre del deshielo», como ha sido bautizada en Italia. La reunión mantenida este martes por la noche entre la primera ministra italiana y el presidente francés ha tenido precisamente eso como principal resultado: enviar un mensaje de unidad entre los dos países para dejar atrás su tormentosa relación y hacer borrón y cuenta nueva para encarar los grandes desafíos geopolíticos que enfrenta en este momento la Unión Europea (UE).
La puesta en escena del encuentro ha ayudado a cumplir con el propósito. Después de ser recibido con todos los honores en Palacio Chigi, la sede del Gobierno italiano, Macron se ha reunido con la mandataria italiana en un inusualmente largo vis-à-vis de unas tres horas de duración, seguido por una cena privada que arrancó cuando ya casi eran las 10 de la noche. Tras ello, y sin que la prensa tuviera acceso en ningún momento a preguntar sobre la reunión, los gobiernos de Italia y Francia emitieron un comunicado conjunto en el que subrayaron su compromiso «para una Europa más soberana, más fuerte y más próspera, especialmente orientada a la paz y capaz de defender sus propios intereses y proteger a sus ciudadanos».
Sobre Ucrania, en cambio, los líderes acordaron encontrar puntos de encuentro para mantener su «inquebrantable y decidido apoyo» a Kiev, tras el fracaso de la última ronda de negociaciones en Estambul del pasado lunes y después de los desencuentros entre Francia e Italia sobre cómo ayudar al país (Francia promovió en estos meses una coalición militar proactiva, mientras que Meloni ha rechazado el envío de tropas italianas al frente y ha criticado al francés por excluirla de algunas reuniones). Es necesaria «una solución justa y duradera» al conflicto, así como seguir apostando por una mayor autonomía militar europea para depender menos de unos Estados Unidos cada vez más volátiles, añadieron.
Consultación sistemática
También abordaron el conflicto israelí-palestino y Libia, un país en el que Italia tiene unos históricos intereses económicos (extracción de recursos) y donde los intentos de Francia de aumentar su influencia allí, han a menudo irritado a Roma. Más aún, el encuentro también ha puesto en relieve «una fuerte convergencia en la agenda europea para la competitividad y la prosperidad», así como en otros temas de importancia, como la necesidad de que las industrias europeas reciban apoyo ante los retos de la transición ecológico, la carrera espacial y la inteligencia artificial.
«Francia e Italia también están decididas a colaborar en la preparación del próximo Consejo Europeo y, en general, en el próximo marco financiero plurianual, la migración, la ampliación y las reformas», destacaron Meloni y Macron. Con ello, decidieron que «la próxima cumbre bilateral tendrá lugar en Francia a comienzos de 2026», también para evaluar el llamado Tratado del Quirinal entre los dos países (firmado en 2021, en vigor desde 2023) que establece, entre otras cosas, una consultación sistemática antes de las cumbres europeas.
Macron y Meloni no se hablaban en privado desde el 2 de agosto de 2024, cuando los dos habían mantenido un encuentro informal (principalmente, sobre el conflicto entre Israel y Palestina y la situación en Venezuela) al margen de los Juegos Olímpicos de París. Antes, vivieron uno de los momentos más tensos en 2023 cuando Macron organizó una cena en París con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y el canciller alemán, Olaf Scholz, sin invitar a Meloni. La primera ministra italiana criticó entonces esa decisión, acusando a Macron de debilitar la unidad europea en el apoyo a Ucrania.