Para combatir estos problemas, Veolia apuesta por las Soluciones basadas en la Naturaleza (SbN), que permiten resolver retos ambientales imitando procesos naturales. En el parque El Recorral, en Rojales (Alicante), la construcción de cinco lagunas artificiales ha dado lugar a un humedal rico en vida. Esta intervención no solo mejora la calidad del agua y sirve de refugio a especies animales, sino que también actúa como sistema de retención natural para evitar vertidos contaminantes en episodios de lluvias torrenciales.
Además, muchas de las instalaciones de Veolia en zonas sensibles están siendo transformadas en infraestructuras verdes, que favorecen las funciones ecológicas de su entorno a través de estrategias que replican el funcionamiento de los procesos naturales. Las ecofactorías, que son la evolución de las depuradoras de agua tradicionales, constituyen un ejemplo paradigmático, regenerando y reutilizando las aguas residuales para nuevos usos, valorizando sus residuos como nuevos recursos, fomentando el uso de energía verde e impulsando la renaturalización de las instalaciones. En este último eje, se incluyen medidas como la eliminación del uso de productos químicos como fitosanitarios, el uso de especies autóctonas, la creación de microhábitats y refugios para la fauna nativa, y el control activo de especies invasoras. Asimismo, especies en declive han encontrado un nuevo hogar en instalaciones naturalizadas del grupo. Es el caso de la malvasía cabeciblanca, reintroducida en la depuradora de Cabezo Beaza (Cartagena), o del ratonero patudo, recuperado en los humedales de Begudà (Girona). Estas acciones demuestran cómo es posible compatibilizar la actividad industrial con la restauración y conservación de la biodiversidad.
La sostenibilidad también pasa por la implicación social. El programa BiObserva involucra al personal de Veolia en el seguimiento y registro de aves en sus instalaciones. En 2024 participaron 271 personas, que realizaron más de 9.000 observaciones de 178 especies diferentes. Desde 2017 se han superado las 150.000 observaciones, cuyos datos se comparten con la red GBIF y sirven para enriquecer la investigación científica sobre biodiversidad.