Veinte meses después del inicio de ofensiva israelí contra Gaza, de documentadas acusaciones (de la ONU, entre otros) contra el país hebreo por crímenes de guerra contra la población palestina, e incluso de una orden de arresto internacional contra Binyamínn Netanyahu, el inmovilismo del Gobierno nacional de Giorgia Meloni está dando paso a iniciativas de protesta regionales también en Italia, un país tradicionalmente muy cercano a Israel.
Eso es lo que refleja la decisión en estos días de las regiones de Emilia Romaña (norte) y Apulia (sur), así como de las ciudades de Bolonia y Rímini, de interrumpir sus relaciones institucionales con Israel. Una medida que carece de carácter diplomático-político (sólo el Gobierno nacional tiene ese competencia en Italia), pero que sí que tendrá repercusiones a nivel económico y cultural, ya que significa la suspensión de todo proyecto conjunto en estos ámbitos.
La decisión ha sido tomada «ante las gravísimas violencias que están ocurriendo en la Franja de Gaza, que continúan afectando duramente a la población civil, como lo demuestran también los dramáticos acontecimientos de los últimos días en Rafah, y en consideración del procedimiento iniciado por la Corte Penal Internacional contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, por crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad», ha explicado el presidente de Emilia Romana, Michele Di Pascale.
Todo lo que esté al alcance
En este contexto, «cada uno de nosotros está llamado a hacer todo lo que esté a su alcance, en pleno respeto de las leyes y de las competencias constitucionales, para contribuir a detener las violencias en curso», ha añadido Di Pascale. Y luego una precisión: la postura no se dirige en contra «del pueblo israelí y, mucho menos, de las personas de religión judía o a las comunidades judías presentes en Emilia Romaña, que siempre han sido protagonistas del diálogo interreligioso y del compromiso contra toda forma de violencia».