Frimet y Arnold Roth, padres de Malki Roth, ciudadana estadounidense asesinada a los 15 años en el atentado de 2001 contra la pizzería Sbarro en Jerusalén, se reunieron el 13 de mayo con el embajador de Estados Unidos en Israel, Mike Huckabee, en la embajada en Jerusalén. Entregaron una petición con 30.000 firmas que exige la extradición de Ahlam Tamimi, terrorista de Hamás y orquestadora del ataque, quien reside en Jordania, según un comunicado de la familia.
Arnold Roth expresó a Huckabee: “Este es un asunto de justicia para las familias de los estadounidenses asesinados”. La petición, dirigida al presidente Donald Trump, a la fiscal general Pam Bondi y al secretario de Estado Marco Rubio, urge a Washington a presionar a Jordania para que cumpla el tratado de extradición de 1995 con Estados Unidos. Tamimi, condenada en Israel por su rol clave en el atentado que dejó 16 muertos, incluidos siete niños y una mujer embarazada, además de 130 heridos, escapó a Jordania tras ser liberada en 2011 en el canje por el soldado israelí Gilad Shalit.

Durante el encuentro, los Roth mostraron a Huckabee el teléfono destrozado de Malki, recuperado del lugar del ataque, con un mensaje en hebreo sobre la prohibición judía de hablar mal de otros. “Este teléfono es uno de los pocos rastros físicos que nos quedan de Malki”, afirmaron. Arnold añadió: “La justicia en la acusación de Tamimi se ha visto frustrada durante años y apenas se ha mencionado públicamente por los funcionarios estadounidenses responsables de llevarla a juicio. Imploramos al gobierno que cumpla su deber de proteger a las víctimas estadounidenses del terrorismo en el extranjero”.
Jordania bloqueó la extradición de Tamimi en 2017, cuando su tribunal superior argumentó que el tratado de 1995 no fue ratificado, postura que Estados Unidos cuestiona. Desde su liberación, Tamimi vive abiertamente en Jordania, donde posee ciudadanía, y ha glorificado el atentado. En una entrevista de 2017 con Associated Press, afirmó que los palestinos tienen derecho a resistir a Israel “por cualquier medio”, incluidos ataques mortales.
Reportes de medios árabesindicaron en febrero, antes de una reunión entre el rey Abdullah II y Trump, que la inteligencia jordana advirtió que Tamimi podría ser extraditada si otro país no la acogía. Ninguna fuente oficial confirmó esta información. Arnold Roth criticó: “Tamimi nunca ha mostrado remordimiento. La masacre que encabezó la convirtió en una celebridad en Jordania y más allá. Es inconcebible que Jordania, beneficiaria de la ayuda estadounidense, permita que sea glorificada mientras las familias de sus víctimas, incluidas las estadounidenses, son ignoradas”.