Carmen Alcayde se convertía el pasado jueves, tras perder su igualado duelo contra José Carlos Montoya, en la última expulsada de «Supervivientes» (ahora ya lo es Damián Quintero, que este domingo decía adiós al reality tras una votación «exprés» frente a Montoya, Anit y Álex. Tras la dura despedida de su compañero de concurso la periodista ha protagonizado uno de los momentazos del «reality» al reencontrarse con algunos de los efectos personales que había dejado en el hotel antes de su marcha a Honduras. Pero más allá de su reencuentro con elementos cotidianos como un cepillo, una cama o el pijama, la televisiva protagonizó un momentazo histórico con su primera ducha de agua caliente en tres meses. «Podría quedarme aquí toda la vida», exclamó sin ocultar su felicidad.
La valenciana también ha reaccionado a su cambio físico. Se ha mirado en el espejo por primera vez desde que empezó su aventura. Su cambio es notable, ya que reconoce haber perdido peso. «Tengo más esternón que pecho», decía. Además, ha alucinado al ver su transformación en el peinado. Reconoce que está muy contenta con esta «nueva versión». «Me encanta mi pelo con estas mechas californianas», compartía antes de degustar un banquete en el que no faltaron la pasta, las hamburguesas, los postres o la pizza con la que Alcayde lanzó una pulla a Damián y Pelayo, sus compañeros de concurso. «MIrad lo que tengo» exclamaba sin dejar de probar todos los platos.
Ahora la colaboradora se prepara para el reencuentro con su pareja y con sus hijos, de los que no dejó de acordarse en su estancia en Honduras. Nada más aterrizar en España Carmen Alcayde fue recibida entre una gran expectación mediática y aunque su rostro reflejaba la felicidad por lo conseguido en estas semanas la periodista tuvo un gesto con sus compañeros de profesión al no poder responder a sus preguntas. «Lo siento, no escucho» dijo mientras los responsables de la organización le colocaban unos enormes auriculares para que no recibiera información del exterior.