París vuelve a vivir una noche de disturbios tras la victoria del Paris Saint-Germain en la Liga de Campeones, y el balance provisional es alarmante. Las calles de la capital francesa han sido de nuevo escenario de graves enfrentamientos entre grupos violentos y las fuerzas del orden, mientras el Gobierno lanza mensajes de condena ante lo que ya se considera una crisis de orden público a gran escala.
Durante la madrugada del lunes, la policía francesa ha seguido enfrentándose a manifestantes violentos que han bloqueado calles, destrozado mobiliario urbano, atacado comercios y coches en circulación. Según el Ministerio del Interior francés, más de 560 personas fueron arrestadas en la primera noche de disturbios, de las cuales 491 detenciones se produjeron en la capital.
Macron condena los “incidentes inaceptables”
El propio presidente Emmanuel Macron ha alzado la voz desde el Palacio del Elíseo, donde este domingo recibió al PSG para celebrar el histórico título. “Nada puede justificar lo sucedido en las últimas horas (…) Perseguiremos, castigaremos, seremos implacables”, declaró el jefe de Estado antes de felicitar a los jugadores. Sus palabras fueron interpretadas como un mensaje de firmeza frente a quienes han empañado las celebraciones deportivas con actos de violencia y vandalismo.
Los fanáticos del PSG celebran en los Campos Elíseos después de que su equipo ganara la final de la UEFA Champions League entre Paris Saint-Germain e Internazionale Milano, París, Francia.
La policía mantiene que los autores de los disturbios no son aficionados, sino lo que el jefe de la policía parisina, Laurent Núñez, denominó como “bandas de saqueadores y matones”. En una rueda de prensa ofrecida el domingo al mediodía, Núñez pidió distinguir entre seguidores legítimos del PSG y aquellos que aprovecharon la multitud para sembrar el caos. “Miles de personas acudieron a cometer actos de violencia y, en la mayoría de los casos, se les impidió hacerlo”, afirmó el comisario, que no dudó en calificar el despliegue policial de “contundente”, aunque reconoció que hubo saqueos en comercios de los Campos Elíseos.
En total, 5400 policías y gendarmes fueron desplegados en París y su área metropolitana para intentar contener la ola de violencia.
Dos muertos, cientos de heridos y más de 690 incendios
El impacto humano de los disturbios es dramático. Según la Fiscalía, un joven de 17 años fue asesinado a puñaladas en la ciudad de Dax, en las Landas, durante las celebraciones. Aunque se investiga la relación directa con el festejo del título, la conexión no ha sido confirmada. También en París, un joven de 20 años falleció tras ser atropellado en el distrito 15 mientras conducía una scooter. Las cámaras de vigilancia muestran que circulaba a gran velocidad. El conductor del coche ha sido liberado tras declarar.
A estos casos se suman más de 200 heridos, incluidos 22 policías y 7 bomberos, y una cifra inquietante: 692 incendios registrados, de los cuales 264 afectaron a vehículos.
En Grenoble, otro coche atropelló a varias personas en medio de las celebraciones, dejando varios heridos graves. El conductor se entregó a la policía y dio negativo en drogas y alcohol.

Los bomberos franceses extinguen un incendio callejero mientras estallan enfrentamientos entre la policía francesa y los aficionados del PSG que celebran la victoria de su equipo en la final de la UEFA Champions League entre el Paris Saint-Germain y el Internazionale Milano, París, Francia.
La situación ha derivado en un clima de tensión política interna. Partidos como el Frente Nacional y la izquierda radical de La Francia Insumisa (LFI) han comenzado a intercambiar acusaciones sobre la gestión de la seguridad. El senador Bruno Retailleau, portavoz del grupo republicano, ha respaldado la contundencia policial: “La firmeza de la respuesta de seguridad estuvo a la altura”.
Mientras tanto, París se prepara para una nueva noche de incertidumbre. Las autoridades temen que los incidentes se repliquen si no se logra contener a los grupos radicales que están aprovechando la euforia deportiva para sembrar el caos en la ciudad.
La victoria del PSG, histórica para el fútbol francés, ha quedado ensombrecida por una espiral de violencia que amenaza con prolongarse. Las celebraciones se convirtieron en pesadilla. Y París sigue sin despertar.