Al presidente del Principado, que está desaparecido salvo en el metaverso desde donde acostumbra a predicar sus homilías, le acosa la crisis de los cuarenta. De los cuarenta y pico, para ser más ciertos, que ya no es mocín ni neófito en política y debería, por tanto, calibrar la que se le viene encima, con dos consejeras dimitidas en cuestión de días; con una comisión de investigación parlamentaria para determinar las responsabilidades políticas que puedan derivarse del trágico accidente minero de Cerredo y con decenas de miles de maestros en las calles reclamando mejoras. El modelo ITV, pedid y se os dará, se les viene encima y amenaza con desencadenar una oleada de protestas del sector público cuando la caja registradora ya no aguanta más gasto estructural. Han olido la sangre y no van a dejar escapar la pieza.
La jornada de este lunes está siendo rocambolesca, kafkiana. Dimite la consejera de Educación a primera hora y se tiene que suspender un consejo de gobierno que iba a presidir la vicepresidenta Llamedo -presidenta en funciones durante dos días, por ausencia del titular, publicada en el BOPA-. Sale a dar la cara el portavoz y Barbón limita su participación en el empaste a un manido agradecimiento a los servicios prestados por la titular de la cosa educativa.
Muchos asturianos se hacen la misma pregunta: ¿dónde está Barbón? ¿Se habrá tomado dos días de reflexión al estilo de Pedro Sánchez? ¿Habrá decidido vitaminarse para coger fuerzasy aguantar el tipo? ¿Estará en Babia o en la inopia?