Al menos para quienes no estuvieran familiarizados con la drama televisivo ‘Euphoria’ por entonces, el nombre Jacob Elordi carecía por completo de significado cuando hace dos años, de repente y gracias al estreno tanto del biopic ‘Priscilla’ (2023), de Sofia Coppola -en el que encarnó a una versión atormentada y controladora de Elvis Presley-, como del de la comedia negra ‘Saltburn’, de Emerald Fennell -en la que dio vida a un joven aristócrata ensimismado y encantador-, su poseedor se convirtió en celebridad y ‘sex symbol’. Pero ni su trabajo en esas películas ni el que llevó a cabo posteriormente a las órdenes de Paul Schrader en ‘Oh, Canada’ (2024), confiesa, le permitió poner a prueba sus capacidades tanto como el que que ofrece en la serie ‘El camino estrecho’, desde hoy disponible en Movistar+.
“Entre todos los personajes a los que he dado vida, este es el que más esfuerzo físico y emocional ha requerido de mí”, afirma el actor australiano acerca de una interpretación que combina emociones en crudo y resistencia estoica. “Gracias a su complejidad y sus matices, además, encarna aquello a lo que yo aspiro con mi trabajo. Para mí, hay pocas sensaciones tan placenteras como estar sentado frente a una pantalla y sentir que lo que veo me transforma. Yo quiero generar eso mismo en otras personas”.
Basados en ‘El camino estrecho al norte profundo’ (2014), la aclamada novela de Richard Flanagan inspirada en las experiencias de su padre en la Segunda Guerra Mundial, los cinco episodios de la nueva serie recorren la vida de su protagonista, Dorrigo Evans, efectuando continuos saltos narrativos entre tres periodos distintos para reflexionar sobre el impacto psicológico de la violencia, la pérdida y el amor: en 1940, mientras recibe preparación militar, el joven Dorrigo vive un apasionado romance con la mujer de su tío; en 1943, en un campo de concentración en plena jungla, sobrevive a las torturas de los japoneses; y en 1989 es un reputado cirujano, un héroe de guerra y una celebridad -en esta línea temporal, el personaje está interpretado por Ciarán Hinds-, pero vive irreparablemente dañado por los horrores de la guerra y por el recuerdo de aquel romance prohibido de juventud. “A mediados del siglo pasado, los hombres no se atrevían a hablar mucho acerca de cómo se sentían”, recuerda Elordi. “Eso me obligó a transmitir a la audiencia sentimientos que mi personaje no se atreve a sentir, y para eso tuve que lograr que su sufrimiento y sus reproches se entrevieran desde debajo de la superficie”.
El Tren de la Muerte
Las escenas más impactantes de ‘El camino estrecho’ giran alrededor de la construcción de la línea ferroviaria de 400 kilómetros entre Tailandia y Birmania -conocida como el Tren de la Muerte- que los prisioneros del ejército nipón se vieron forzados a construir en solo 14 meses, y cuya compleción acabó con las vidas de unos 90.000 soldados. Películas como ‘El puente sobre el río Kwai’ (1957) y ‘Un largo viaje’ (2013) ya trataron ese episodio de la historia, pero ninguna de ellas prestó tanta atención como la nueva serie al dolor de los rehenes, torturados cruelmente por sus captores y muchos de ellos aquejados de disentería, malnutrición y malaria, y que tratan de mantener el ánimo y la camaradería a pesar de todo.
Jacob Elordi (Dorrigo Evans) en una imagen de ‘El camino estrecho’ / Movistar Plus+
Tanto Elordi como docenas de actores secundarios tuvieron que perder una cantidad considerable de peso para recrear esa terrible experiencia. “Mis compañeros de reparto y yo hicimos un sacrificio increíble juntos, y nos apoyamos los unos a los otros en todo momento mientras duró el proceso; apenas nos hablábamos para no gastar energía, pero una palmada en la nuca o en la espalda bastaba para ayudarnos a seguir adelante”, explica Elordi. “Creo que fue algo muy enriquecedor a nivel espiritual”. A través del retrato de esos soldados, ‘El camino estrecho’ cuestiona la idea de heroísmo y señala la importancia de recordar horrores del pasado. “Contar historias como esta siempre resulta increíblemente pertinente, porque es una forma de trabajar para que no olvidemos atrocidades cometidas por seres humanos, y para que no permitamos que se repitan”, añade.
Sensación de impostura
Elordi reconoce que se vio a sí mismo reflejado en su personaje, un hombre perturbado por el contraste entre la heroicidad que los demás ve en él y los sentimientos de culpa que lo consumen internamente; después de todo, también el actor ha tenido que lidiar con la confusión entre su imagen pública y su verdadero yo. “Sentí que el brillo y el glamur que la gente veía en mí no se correspondían con la realidad de quién soy, y eso hacía que me sintiera un impostor”, lamenta. “E interpretar a Dorrigo Evans me ha enseñado que hablar con franqueza de esas cosas es mucho mejor que cargarlas para siempre sobre la espalda”.
También dice haber aprendido mucho de su trabajo en las dos películas a bordo de las que en los próximos meses regresará a la cartelera. Primero lo veremos dando vida al monstruo titular en el ‘Frankenstein’ de Guillermo del Toro y después, de nuevo a las órdenes de Emerald Fennell, en una nueva relectura de ‘Cumbres borrascosas’. “Quiero encarnar personajes que me intimiden”, asegura al respecto de sus elecciones actorales. “No tengo interés en aceptar papeles fáciles ni hacer películas solo para entretener, o para ganar dinero. Necesito sentir que aquello a lo que dedico mi vida es relevante”.