Jannik Sinner es un animal competitivo y tras su sanción por el caso del positivo en clostebol que lo mantuvo alejado de las pistas durante tres meses, ha vuelto con ganas de títulos. Lo demostró en Roma donde se quedó a las puertas tras caer en la final ante Alcaraz y lo está dejando nuevamente claro en París.
El italiano va lanzado en busca de su cuarto Grand Slam y para prueba de ello es el resultado de su partido de tercera ronda ante el checo Jiri Lehecka (6-0, 6-1 y 6-2) en apenas hora y media de partido.
Una demostración de poderío y de superioridad ante un Lehecka que tardó nueve juegos y más de cincuenta minutos en poder apuntarse su primer juego. Un logro que festejo con ironía como si hubiera casi ganado el partido.
Se reía el checo ante la imposibilidad de poder competirle el duelo al número uno, que se mostró impecable de principio a fin, sin relajarse pese a la cómoda ventaja con la que lucia el tanteador a su favor.
Sin ceder el servicio, con más de 30 tiros ganadores y sin llegar a la decena de errores no forzados, Sinner completó un partido perfecto para poner rumbo a octavos de final, donde se medirá al ruso Andrey Rublev, que se benefició de la retirada de Arthur Fils para avanzar sin jugar.
El italiano ya está en la segunda semana de Roland Garros sin sufrir lo más mínimo.
