La aplastante victoria del PSG ante el Inter (5-0) en la final de la Champions vino acompañada de un detalle muy emotivo de Luis Enrique durante la celebración.
Nada más acabar el encuentro, el técnico asturiano rindió un precioso homenaje a su hija Xana, fallecida en 2019 tras una grave enfermedad, al ponerse una camiseta diferente a la que portaban los jugadores.
La camiseta, de color negro, lucía en su parte frontal los logos de la Fundación Xana, creada por la familia de Lucho para apoyar a niños y niñas con enfermedades graves.
Celebración de Luis Enrique con su hija Xana en la Champions de 2015.
El dibujo está inspirado en la ya histórica foto que capturaba durante la celebración de la Champions de 2015 que el asturiano ganó como entrenador del Barça.
Aquel día, Luis Enrique y su hija celebraron juntos la primera orejona del técnico sobre el césped del Olímpico de Berlín.
En esta ocasión, la camiseta sustituía los colores de la senyera y del Barça por un diseño adaptado para la ocasión, con motivos del PSG y la final de la Champions de 2025.
Los futbolistas del conjunto francés estaban deseando mantear a su técnico, pero antes, había una tarea más importante.
Una de las claves del éxito de este PSG viene de la admiración y el respeto de los jugadores por su míster. Todos estaban emocionados con el detalle.
Mosaico de la afición del PSG tras ganar la Champions.
El estadio vivió una comunión total con Luis Enrique y las gradas también rindieron homenaje a Xana.
En el fondo donde estaba la afición del PSG, se desplegó una enorme pancarta en la que se veía a Lucho clavando la bandera del PSG bajo la mirada de su hija, con el dorsal 8 y el nombre de Xana a la espalda.
El PSG acababa de protagonizar la mayor goleada de la historia de las finales de Champions (5-0), pero esta fue la gran imagen de la noche.
Unos minutos después, Luis Enrique y los jugadores dejaron de lado el homenaje y levantaron, al fin, su ansiada Champions.
Entonces, tocaba atender a los medios. Lucho se deshizo en elogios con sus pupilos y destacó el espíritu colectivo con el que había impregnado al equipo, pero también volvió a acordarse de Xana haciendo gala de su habitual fortaleza mental.
«Xana está con nosotros todos los días, ganemos o perdamos. Cuando uno ama a las personas de corazón, siempre están contigo. Hoy estaría aquí corriendo, aunque sería un poco más mayor. No es momento para estar triste. El mural ha sido precioso y lo agradezco», destacó el técnico.
El propio técnico ya había avisado de que, si ganaba la final, su hija iba a ser parte de la celebración.
“Fue en la Champions de Berlín, una foto increíble que tengo con mi hija tras ganar con el Barcelona, en la que clavó una bandera del Barça en el césped. Ojalá pueda hacer lo mismo con el PSG. Mi hija no estará físicamente, pero sí espiritualmente», explicaba en la previa.
Lejos del victimismo, Luis Enrique siempre ha transmitido un mensaje en el que reivindica la suerte de haber podido conocer a su hija y que para él y su familia, siempre está presente en un sentido emocional.
El gesto de los aficionados también demuestran de qué manera Luis Enrique ha cambiado la cultura y la química club desde dentro.
El club ha encadenado proyectos multimillonarios en los que los mejores entrenadores y futbolistas del mundo han fracasado en su intento de ganar la primera Champions del PSG.
Desde su llegada hace dos temporadas, Luis Enrique ha dotado al club de una identidad y un espíritu colectivo que esta noche encontraron su premio.