La profesora Noelia Salas dedica toda su energía desde 2007 a formar a los niños que pasan por las aulas de Infantil del colegio Pérez de Hita de Lorca. En los últimos años se ha volcado en un proyecto que ya está revolucionando la educación a estas edades, el trabajo de la inteligencia emocional, lo que le ha valido ser distinguida por la Fundación Educa Abanca como Mejor Docente de España de Educación Infantil.
Mejor Docente de España en Infantil, ¿cómo acoge este reconocimiento?
Lo cierto es que está siendo todo increíble, no me lo esperaba. Desde joven tenía claro que quería ser docente, soy maestra por vocación, pero a lo largo de mi trayectoria veía que a los niños les afecta mucho en su propio aprendizaje tanto si les transmitimos que son capaces de hacer algo como si les hacemos llegar todo lo contrario. Es algo que les condiciona a lo largo de su vida. He trabajado mucho con ellos el tema de la autoestima, que se vean capaces y reconocer sus logros. Durante la última década me he formado y he estado especializándome en inteligencia emocional. De este tema hice mi trabajo fin de grado y posteriormente mi trabajo de máster, donde el tribunal me animó a seguir profundizando en este ámbito con el doctorado.
¿Qué fue lo que le llevó a trabajar la inteligencia emocional?
Es un aspecto que no se tenía en consideración con las generaciones anteriores, la inteligencia emocional no estaba en las aulas y hay que recuperarla. Los actuales niños formarán otra sociedad y hay que darles herramientas para que sepan gestionar sus emociones, lo que les permitirá afrontar las situaciones difíciles que se les presenten en la vida. A nivel educativo se mejora la convivencia escolar, se trabaja la empatía, las habilidades sociales, al tiempo que mejoran incluso su rendimiento académico. Los niños no tienen competencias emocionales y en ocasiones tienen reacciones violentas como una forma de gestionarlas. Es cuando pegan, gritan, hablan mal a su madre, dan un empujón o muerden a otro compañero. Hay niños que llegan a sufrir una explosión emocional porque no saben gestionar lo que sienten y es fundamental que trabajemos estos aspectos en el aula.
Por lo que dice, es precisamente la etapa de Infantil la más importante para comenzar a trabajar estos aspectos con los alumnos, evitando que esos comportamientos se afiancen a medida que se hacen mayores…
Infantil es la base. Existen muchos programas e intervenciones para Primaria, Secundaria e incluso universidad, pero sin embargo para la etapa de Infantil había un vacío que no llegué a entender cuando inicié mi doctorado. Por ello me siento muy orgullosa del trabajo desarrollado hasta ahora, ya que con mi tesis doctoral aporté una investigación muy completa con 190 alumnos de cuatro colegios de Lorca.
¿En qué consiste el proyecto ‘Leemociónate’ por el que ha sido distinguida?
He creado un método de enseñanza para trabajar la inteligencia emocional a través de la literatura y para ello he publicado tres libros que para mi son como tres herramientas con las que trabajar. Estos libros son Las emociones de Sara, indicado para niños de 3 a 12 años; Filip el perrito feliz, también para esas edades; y El niño y el globo, para trabajar desde la primera infancia, con niños de 0 a 7 años. Estos tres libros tienen un argumento o relato y cada uno de ellos cuenta con doce actividades para trabajarlas durante todo el curso escolar. Además, cada proyecto lleva una formación de diez horas para el profesorado y con ellos adquieren también competencias con las que trabajar la gestión de las emociones en clase.
Esa gestión de las emociones es algo que preocupa a muchos los padres. ¿Están disponibles también estos libros para ellos?
Los padres también tienen esa preocupación de cómo abordar las emociones de sus hijos y enseñarles a afrontarlas, por lo que también pueden adquirir los libros tanto a través de la Editorial Club Universitario como en las distintas plataformas de venta que existen.
¿Qué beneficios tiene el empezar a trabajar las emociones con los niños a edades tan tempranas?
Tiene muchos beneficios y cuanto antes se empiece a trabajar la inteligencia emocional mucho mejor. Entre ellos destacan el propio desarrollo de las competencias emocionales, pero también el fortalecimiento de su autoestima, que es la base para que ellos se vean capaces de adquirir conocimientos y pequeños logros. Además de mejorar el clima de convivencia en el aula. Yo uso con ellos una estrategia de regulación que funciona y es el abrazo. Cuando veo que uno de mis nenes está llorando, le pregunto qué ha pasado y cuando me responde que está enfadado por algo aprovecho para proponerle intercambiar nuestras emociones con un abrazo: él me pasa a mi su enfado y yo le doy mi alegría. Cuando son pequeños hay que enseñarles a que regulen esas emociones y así les estamos educando y enseñando estrategias. Esto hace que el niño mejore la comunicación y abre las puertas a una adolescencia diferente, hace que el niño esté entrenado y entran en esa etapa de una forma más comunicativa, se conocen mejor a sí mismos y expresan sus emociones.
En los últimos años los niños se incorporan antes al colegio en la Región con la apertura de aulas de 2 años. ¿Cree que adelantar su entrada es positivo?
Para mi es positivo. De hecho, en el colegio Juan de la Cierva de Casillas (Murcia) ya están trabajando estas emociones desde los 2 años con el proyecto de El niño y el globo. Se debería trabajar desde la guardería.
Como maestra, ¿qué le parece que se opte ahora por sacar las pantallas de las aulas?
Es muy peligroso que niños con 2 años tengan ya móvil o tableta y que los padres lo usen para tener al niño en forma ‘on-off’. Hemos visto que detrás de estos abusos hay graves problemas de aprendizaje porque los niños no están desarrollando la atención ejecutiva y se les está educando desde pequeños a ese tipo de relación. Esto lleva a que en la adolescencia no sepan relacionarse, no hablen entre ellos, porque de pequeños no han aprendido, sólo han tenido delante una pantalla y al final les termina afectando.