El ministro de Asuntos Exteriores israelí, Gideon Sa’ar, contestó con una vehemencia inusitada a las declaraciones de Emmanuel Macron acerca de la situación que se está viviendo en la Franja de Gaza. Mientras Macron apenas apelaba a la necesidad de estar junto a los gazatíes en este momento y asegurarse de que la ayuda humanitaria llegaba a todos lados, el diplomático en jefe del Gobierno de Netanyahu le acusaba de mentiroso, “cruzado” y proterrorista.
“A Macron le dan igual los hechos”, comenzaba diciendo Sa’ar en un post publicado en sus redes sociales. Según Sa’ar, la ayuda humanitaria entra desde hace tiempo en Gaza sin problema alguno y todo marcha de maravilla. No hay motivo alguno para quejarse, salvo que uno quiera desinformar o simplemente actúe de mala fe contra el Estado de Israel. De ambas cosas, acusa el ministro a Macron, al que no solo viene a tildar de mentiroso, sino que lo relaciona con las cruzadas sobre Jerusalén de la Edad Media y asegura que su objetivo es acabar con el Estado israelí.
No queda ahí la cosa. En palabras de Sa’ar, “En vez de aplicar presión sobre los terroristas yihadistas, Macron quiere premiarles con un Estado palestino. Sin duda, su fiesta nacional será el 7 de octubre”. Son unas acusaciones gravísimas teniendo en cuenta que Francia ayudó a Israel a defenderse de los ataques iraníes de abril y octubre del año pasado y que siempre ha sido un socio privilegiado del Estado hebreo.
Como es habitual en el Gobierno Netanyahu, se confunden los ataques a sus decisiones con los ataques a la propia concepción de Israel… a la vez que se confunden las preocupaciones por los civiles palestinos o el discutible reconocimiento de un Estado árabe en la zona con un “premio a los terroristas”, equiparando de esta manera a todos los palestinos con los asesinos de Hamás o de la Yihad Islámica.
Hay que recordar que, aunque Macron ha amenazado varias veces con reconocer dicho Estado palestino, aún no lo ha hecho. Está esperando a que Reino Unido y Canadá se sumen a la propuesta para dar el paso.
El Plan Witkoff toma forma
Mientras Israel se apunta al “contra todo y contra todos” señalando a sus socios europeos, Steve Witkoff, como señalábamos el pasado viernes, sigue peleando por que ambas partes lleguen a un alto el fuego más o menos razonable. El llamado Plan Witkoff apunta a una tregua de sesenta días, no necesariamente prorrogable, a cambio de la liberación de diez rehenes vivos y de la entrada libre de artículos de primera necesidad en la Franja de Gaza.
En Israel, la idea no entusiasma, pero hay varios factores que hacen que se inclinen más hacia el “sí” que hacia el “no”. En primer lugar, la cuerda entre Netanyahu y Donald Trump ya está suficientemente tensa con motivo de las negociaciones bilaterales con Irán, como para ir más allá de forma innecesaria. Siempre que quede claro que el alto el fuego es temporal y no permanente, el Gobierno israelí no vería desautorizada su política de conquista de Gaza para acabar con los terroristas.
Aparte, a Netanyahu no le viene nada mal que vuelvan diez rehenes vivos. Es triste que los secuestrados por Hamás y la Yihad Islámica se conviertan en instrumentos políticos, pero así es y el principal culpable, por supuesto, es quien los llevó a la fuerza a Gaza y los mantiene ahí desde hace diecinueve meses.
Dicho esto, la presión sobre Netanyahu para que deje a un lado sus posiciones maximalistas sobre el control de la Franja y se centre en la liberación de sus compatriotas ha sido enorme desde el primer minuto. Enorme e inútil. Este mismo jueves, según afirma The Times of Israel, el primer ministro repitió a las familias de los secuestrados que el fin de la guerra solo llegará “con la eliminación total de Hamás” independientemente de la liberación o no de los rehenes.
Hamás no lo ve nada claro
Por su parte, los terroristas siguen dándole vueltas a una oferta que, en esencia, no les gusta nada. Ni se recoge su aspiración a una negociación a largo plazo ni se pide el regreso de las tropas israelíes a las posiciones anteriores a la última ofensiva. Ahora bien, los rumores que llegan desde la Franja apuntan a que Hamás podría estar perdiendo parte de su poder sobre la ciudadanía, que vería con buenos ojos una tregua aunque hubiera que ceder en muchas cosas.
La situación de la banda criminal es ahora mismo precaria. Israel asegura que ha matado también a Mohamed Sinwar, el hermano de Yahyah Sinwar, que se hizo con el liderazgo de la organización justo después de la muerte de este último. Irán está a otras cosas, después del varapalo que ha supuesto la pérdida de influencia de Hezbolá en Líbano y de Bashar al Asad en Siria. Qatar sabe que Estados Unidos le vigila de cerca y no va a lanzarse a una ofensiva diplomática en favor de Hamás, por mucho que la haya sostenido económicamente durante años.
Aunque la BBC adelantaba este viernes que al final la dirección de la organización chií rechazaría el plan de Witkoff, lo cierto es que lo único que se sabe con certeza es que va a someterlo a consultas con “otras organizaciones palestinas”, es decir, básicamente con la Yihad Islámica, que es la otra banda que tiene a rehenes en su poder.
El resultado es imprevisible, pero el ministro hebreo de Defensa Israel Katz ya ha mandado un mensaje claro: “O aceptan el plan o serán destruidos”. Una amenaza que sería mucho más efectiva si no se hubiera repetido hasta la saciedad que esa destrucción iba a llegar de todos modos hicieran lo que hicieran.