Ya es bien sabido que a Carlos Alcaraz no le gusta un pelo los turnos de noche. En Roland Garros, le tocó lidiar con ello ante Damir Dzumhur en la tercera ronda, y pese a que se las prometía muy felices de buen inicio, tuvo que sufrir mucho más de lo esperado para cerrar la victoria final (6-1, 6-3, 4-6 y 6-4) en 3:15 horas de partido.
Lo pasó mal el tenista español que se vio agobiado a partir de un tercer set en el que cuando peor parecía que estaba Dzumhur, más elevó su nivel a diferencia de un Alcaraz que se fue complicando la papeleta hasta llegar a ver como caía la posibilidad de llegar a un quinto set. Pese a ello, consiguió cerrar sin males mayores para poner rumbo a octavos de final, donde se medirá a Ben Shelton.
Apenas cuatro puntos tardó en darse cuenta el tenista de El Palmar de la versión inicial que necesitaba mostrar para no sufrir problema alguno ante un Dzumhur que pese a mostrar signos de lesión en su rodilla izquierda en su duelo ante Perricard, no dio signo alguno de dolor. Lo hizo correr de lado a lado y lo sentenció una y otra vez desde la red el tenista español que acabó con un porcentaje casi impecable de puntos ganados en subidas.
Ni media hora necesitó para apuntarse el primer set ante un Dzumhur que recriminaba furioso a su banquillo por no poder llegar a las bolas cortas que le iba dejando Alcaraz. Como si no le respondiesen suficientemente las piernas buscaba respuestas con su entrenador, que le pedía calma repetidamente.
INTENTO FALLIDO DE REACCIÓN
Trató de hacer borrón y cuenta nueva el bosnio en busca de poder entrar en partido y pese a que tuvo la oportunidad de romper el servicio de Alcaraz, la respuesta fue totalmente la contraria. Rotura para el tenista murciano y el set nuevamente a su favor, aunque esta vez tuve que trabajar más que en el anterior para defender la ventaja.
Apretó desde el resto el bosnio, pero Alcaraz siguió encontrando en la dejada una arma infalible para seguir haciéndole daño en los momentos que más peleón se puso.
Alcaraz debutó en la sesión nocturna / EFE
Se puso firme desde el servicio Alcaraz y cerró el set sin más problemas y con una nueva rotura a su favor para decantar ya el partido del todo con la noche cayendo sobre la Philippe Chatrier, que se llenó al completo para ver en acción a su vigente campeón.
UN APAGÓN CASI MORTAL
Pese a la situación en el partido y el cansancio que empezó a hacer mella en sus piernas, el bosnio siguió creyendo en sus oportunidades y aupado por el público que coreaba su nombre con ganas de ver el partido alargarse un set más, se desfondó para ello, obteniendo el premio aprovechando los múltiples errores de Alcaraz con las oportunidades de rotura que tuvo a su favor.
Hasta seis bolas llegó a desperdiciar para ver como el partido se le alargaba nuevamente hasta el cuarto set, aunque esta vez con una imagen más preocupante. Sus piernas no respondían como de costumbre y su apariencia hacía denotar que algo le sucedía.
La situación había dado un vuelco total y más aún con la rotura inicial de Dzumhur en el cuarto set. Pudo incluso ampliar la ventaja pero Alcaraz encontró por fin la reacción deseada con un 5-1 de parcial pese a que su imagen era cada vez de más fatiga.
Se salvó de una buena el murciano que celebró conocedor de ello. Victoria sufrida y rumbo a la segunda semana del torneo.
A POR EL CAÑONERO SHELTON
Su rival el próximo domingo será el estadounidense Ben Shelton, que superó sin dificultades a la sorpresa del torneo, al italiano Matteo Gigante (6-3, 6-3 y 6-4). Será la tercera vez que ambos se vean las caras con las dos anteriores cayendo del lado del español.

Shelton celebra su pase a octavos / AP
Sin ser su superficie predilecta, Shelton ha demostrado en París que con su potente servicio funcionando, es capaz de volverse también un jugador peligroso. 25 saques directos ha sumado en sus dos partidos (se saltó la segunda ronda por la retirada antes de jugar del francés Gaston) demostrando ser su potencial arma también sobre arcilla.