Un confinamiento masivo para resguardarse de la pandemia que congeló la actividad en 2020, dos guerras de impacto en Ucrania y Gaza, la inflación que en 2022 desencadenó un rally sin precedentes en el siglo XXI o la fortísima subida de tipos propiciada por las autoridades monetarias para atar el cinturón de la economía hasta llegar al actual 2025, marcado al fin por la relajación que busca blindar el crecimiento, pero con la preocupación ahora de que Estados Unidos desencadene una guerra comercial a golpe de aranceles que pueda comprometerlo. Han pasado cinco años desde que la incertidumbre se sentó a la mesa de los hogares españoles y no tiene pinta de que vaya a levantarse pronto —menos aún en un planeta que vive sometido al bombardeo informativo constante, con cada vez más fake news—, y esa incertidumbre es la misma que comparte plato con los inversores, que en el último lustro han buscado no solo hacer frente a la pérdida de poder adquisitivo que ha afectado a tantas familias y sus ahorros en un escenario de precios al alza, sino también lograr rentabilidades. Convertir crisis en oportunidades.
Menos prisa y más formación para una inversión «sostenible» ante la volatilidad. Sobre esta afirmación versó el Afterwork Networking Prensa Ibérica: «Claves del futuro financiero: ahorro e inversión», organizado por FARO y patrocinado por Bestinver (Acciona). Moderado por el jefe Economía del periódico, Julio Pérez, en la Sala Urban Market de Vigo, en el evento intervinieron José María Díaz, analista sénior del equipo renta variable internacional de Bestinver; Lucy Amigo, decana del Colegio de Economistas de Pontevedra; y Jorge Vila y Raisa Pérez Vas, profesores ambos del Departamento de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidade de Vigo.
«El mundo es cada vez más financiero, por lo que hace falta aprender cómo funciona para que no nos haga demasiado daño», fue la frase con la que arrancó el acto. La cita, del propio Vila, sirvió para introducir el debate en torno a la cultura financiera y el consenso de los expertos sobre cómo actúa como «pieza clave», así la resumió Amigo, a la hora no solo de querer invertir, sino de hacer frente al efecto de la inflación. «¿Todo el mundo tiene el conocimiento necesario para saber en lo que está invirtiendo?», cuestionó al respecto Raisa Pérez, que se mostró sorprendida porque muchos de sus alumnos ya se hayan descargado alguna de las aplicaciones que hoy permiten comprar acciones a través de un simple clic, hayan invertido y hayan perdido. «No hay que caer en la trampa de la inmediatez», advirtió por su parte Díaz. Por mucho que los ciclos vayan «cada vez más rápido».
«Un inversor tiene que contrastar siempre lo que está ocurriendo en el mercado», recetó el analista senior del equipo renta variable internacional de Bestinver, pero recomendó olvidarse de la actualidad y la volatilidad que predomina en tiempos de incertidumbre al invertir: «El truco no está en buscar una especulación inmediata. Esa es la vía directa para perder dinero». «Vamos a quitarle el zoom a todo y vamos a pensar en los fundamentos de este negocio que es la inversión en general», agregó: «Cuánto vale lo que estoy comprando y cuánto estoy pagando por ello». «Los inversores nos dedicamos a analizar compañías, estimar cuánto valen, y cuando el precio cae por debajo de su valor compramos. No hay que luchar contra la realidad, sino aprovecharla», sentenció.
Y es que, como también expuso Vila, la inversión «no deja de ser una fórmula matemática en la que tenemos que comprar barato y vender caro»; al menos esa es la definición sencilla, llevarlo a cabo entraña más complejidades. «Siempre hay una lucha de la clase media contra el poder general. El último atentado fue una inflación galopante que ha quitado mucho poder adquisitivo», destacó el profesor de la UVigo con relación al actual escenario macroeconómico. «Tenemos que buscar alguna forma de protegernos», apostilló, atisbando en las Bolsas una fortaleza: «Hay altibajos, pero a la larga hay crecimiento».
La decana del Colegio de Economistas de Pontevedra, Lucy Amigo, recordó que ante la incertidumbre hay que «gestionar de forma óptima la gestión del activo en el tiempo». «No se puede tener en cuenta el corto plazo, ni siquiera el medio plazo», explicó, coincidiendo con Díaz además en que «conocer el entorno es fundamental». En este sentido hizo un repaso sobre los acontecimientos vinculados a las últimas crisis: no solo la de 2008, también el coronavirus, las tensiones geopolíticas, los problemas en las cadenas de suministro, el encarecimiento de las materias primas… «La cultura financiera es fundamental: si somos capaces de tenerla, excelente. Pero tenemos que ser conscientes de que el riesgo siempre va a estar ahí», puntualizó la experta.
De igual manera se pronunció Pérez Vas, que valoró la última escalada inflacionaria y advirtió que la sociedad suele medir este fenómeno «en términos de la cesta de la compra», el extra que nos cuesta ir al supermercado, «pero lo que en lo que no pensamos es el dinero que tenemos en los bancos». «Pensamos que no se está viendo afectado, pero al contrario, y hay alternativas para combatir esa parte de la inflación», destacó. Como el resto de especialistas, la profesora de la UVigo recomendó «analizar en qué se va a invertir, estudiar el producto, determinar si van a ser uno o varios y en qué sectores». Y apeló a la diversificación.
«La diversificación es clave para que tu dinero sea capaz de generar rentabilidad en diferentes escenarios y para poder sobrevivir a escenarios catastróficos. Como solo tengas el activo que salta por los aires, estás muerto. Tienes que diversificar para ganar y para no perder», resaltó asimismo Díaz, que señaló que «es imposible ganar dinero si no se conoce la empresa en la que se va a invertir», por lo que es imprescindible la formación: «Si no, busca profesionales. En Bestinver ya puedes ser inversor desde 100 euros». Sobre la cultura financiera, explicó que esta debe prevalecer en una sociedad «de la inmediatez y de las apariencias» en la que las maneras de hacer negocio evolucionan y cada vez están más presentes también las ideas que transmiten las empresas, y los valores que defienden.
Ese es precisamente el quid de la cuestión a la hora de llevar a cabo una inversión «sostenible» en tiempo —con el conocimiento adecuado, asumiendo el riesgo justo en función del perfil y sin caer en las prisas— y forma —yendo más allá de la rentabilidad económica y buscando, con las compañías en las que uno invierte, dirigirse hacia donde avanza el mundo—. Y es que, como afirmaron los especialistas, «las inversiones hoy en día no son solo para ganar dinero». Influye y mucho su compromiso medioambiental y social.
José María Díaz. / Jose Lores
«Tenemos una mayor percepción de incertidumbre», aseguró el analista senior del equipo renta variable internacional de Bestinver, José María Díaz, dejando claro que «el mayor culpable» de los picos de volatilidad que se han venido sucediendo en los últimos años es el «bombardeo constante» de anuncios, noticias y rumores «que antes no teníamos». No obstante, recordó que los inversores siempre han tenido que lidiar con la incertidumbre: «No sabemos cuál va a ser el próximo protagonista ni sabemos cuándo va a intervenir, pero sabiendo que esos episodios de riesgo van a ocurrir tenemos que anticiparnos para que no nos lleven por delante».En esta línea, Díaz afirmó que «los inversores no deben asustarse por esa sensación de mayor incertidumbre» como sí hace el mercado, que a sus ojos no es capaz de ver a largo plazo las perspectivas de una empresa. «El mercado se asusta y vive todo en el momento, en el día a día», resaltó, aconsejando a los inversores ser «coherentes». «La rentabilidad en renta variable es proporcional al tiempo», indicó.

Lucy Amigo. / Jose Lores
El cambio de rumbo que acoge el planeta en una parte importante de su geografía con nuevas tendencias como el ecologismo, el bienestar social, la sostenibilidad o las movimientos que instan a mejorar los derechos humanos, especialmente en Europa, es algo a tener muy en cuenta para la decana del Colegio de Economistas de Pontevedra, Lucy Amigo, para quien «no cabe duda de que las sociedades están cambiando y hay una mayor sensibilidad, por ejemplo, en cuanto a conocer la trazabilidad de los producto de las empresas». «El ciudadano lo pide y para las compañías es una exigencia», reflejó, exponiendo así que «ya no solo cuenta la información financiera de las empresas, sino también la información no financiera» en torno a las materias primas que se emplean para producir un determinado bien, su huella de carbono y el resto de impactos que genera en el medioambiente, o las condiciones laborales de los trabajadores que lo producen, «una variable más a considerar» y que puede influir en el desempeño corporativo para bien o para mal.

Jorge Vila. / Jose Lores
La renta variable ofrece un sinfín de oportunidades en sector punteros como la inteligencia artificial o la ciberseguridad, nichos tecnológicos relativamente recientes y que han visto cómo las criptomonedas también han emergido de la nada hasta alcanzar revalorizaciones jamás imaginadas. La moneda digital referente es el Bitcoin, creada en 2009 por Satoshi Nakamoto y de la que solo existirán 21 millones de ejemplares en circulación una vez deje de producirse, lo que a priori la hace tan valiosa y codiciada, además de por ser u símbolo de una economía digital sin intermediarios.El profesor de la UVigo, Jorge Vila, destacó en este sentido que «las criptomonedas no son una moda y han venido para quedarse», si bien advirtió que «hay muchísima estafa» a su alrededor «porque son difíciles de rastrear» y que las mismas podrían «tener problemas» con la aplicación masiva a futuro del euro digital y el resto de divisas oficiales que se están desarrollando para dejar atrás a sus antecesoras físicas. No obstante, por ahora, «los euros y los dólares están perdiendo».

Raisa Pérez. / Jose Lores
Algunas tiendas de ropa ya permiten enviar los tickets al móvil en lugar de imprimirlos en papel, las bolsas de plástico se cobran, las emisiones se penalizarán, prevalece el reciclaje y la reutilización de los residuos, hay incentivos a las inversiones en eficiencia energética… La hoja de ruta de la Unión Europea y España camina hacia la descarbonización y la sostenibilidad y para Raisa Pérez, profesora de la UVigo, esto se traduce en que «ya no solo importa la rentabilidad financiera, también la ambiental» ha ganado peso dentro de las firmas. «Y con ella la parte social, decidir en qué compañías vamos a invertir en función de los derechos laborales de sus trabajadores», dijo, es una razón que importa a los nuevos perfiles de inversor, ya no solo motivados por las mayores exigencias en estas cuestiones por parte de ciertas economías, más reguladas, sino por su propia convicción moral. En el plano de la diversificación, llamó a no invertir en el mismo producto y sector, y apostó por la inversión repartida en varios países y blindada por «correlaciones negativas».