Northrop asume 7 millones en pérdidas por el B-21 Raider

Northrop Grumman reporta $477 millones en pérdidas por cambios en la producción del B-21 Raider para acelerar su fabricación y cubrir costos de materiales.

Northrop Grumman enfrenta pérdidas en el programa B-21 Raider

Northrop Grumman anunció una pérdida de $477 millones en el programa del bombardero furtivo B-21 Raider durante el primer trimestre de 2025, según su informe financiero publicado el 22 de abril. La empresa atribuyó este cargo a modificaciones en el proceso de producción destinadas a incrementar la tasa de fabricación y a un aumento en los costos de materiales necesarios para los primeros cinco lotes de producción inicial de baja tasa (LRIP). Este déficit se suma a los $1.560 millones en pérdidas reportadas en enero de 2024, elevando el total a más de $2.000 millones en el programa, según fuentes especializadas.

La directora ejecutiva de Northrop GrummanKathy Warden, explicó en una llamada con inversionistas que la decisión de implementar un cambio en el proceso de producción se tomó de manera conjunta con la Fuerza Aérea de Estados Unidos. “Esto nos posiciona para aumentar a las cantidades necesarias en la producción a tasa completa”, afirmó Warden, destacando que la medida busca preparar a la empresa para fabricar más unidades de las previstas en el programa actual, que contempla 100 bombarderos para mediados o finales de la década de 2030. Funcionarios han discutido la posibilidad de adquirir hasta 145 unidades, aunque la Fuerza Aérea aún evalúa opciones, según Warden.

El cambio en el proceso productivo, diseñado para acelerar la fabricación, fue el principal factor detrás de la pérdida de $477 millones. Sin embargo, Warden señaló que la empresa también subestimó la cantidad y el costo de los materiales requeridos. “Esto refleja el entorno macroeconómico, junto con el aprendizaje obtenido al construir los aviones”, dijo, refiriéndose a la experiencia acumulada tras producir varias unidades. La ejecutiva aseguró que estos ajustes no se repetirán, ya que los dos primeros lotes avanzan en la línea de producción.

El B-21 Raider, diseñado como un bombardero furtivo de sexta generación, es una evolución del B-2 Spirit, con mejoras en sigilo, eficiencia de fabricación y flexibilidad operativa. Su costo unitario promedio de adquisición, ajustado por inflación, se estima en $692 millones, una reducción significativa frente a los $2.130 millones por unidad del B-2 en 1997, equivalentes a unos $4.170 millones actuales. El programa, iniciado con un contrato de $55.000 millones en 2015, busca producir un avión escalable y adaptable, capaz de operar de forma independiente o en sistemas en red con sensores externos.

Datos clave del programa B-21 Raider

  • Inicio de pruebas: El primer prototipo comenzó pruebas de vuelo en Edwards Air Force Base, California, en noviembre de 2023.
  • Producción: La producción inicial de baja tasa (LRIP) arrancó en enero de 2024, con contratos para dos lotes y trabajos preliminares en los lotes tercero y cuarto.
  • Costo unitario: El objetivo es mantener un costo promedio de $550 millones en dólares de 2010, aproximadamente $793 millones ajustados por inflación.
  • Pérdidas acumuladas: Las pérdidas totales del programa superan los $2.000 millones, incluyendo $1.560 millones en 2024 y $477 millones en 2025.
  • Objetivo de flota: La Fuerza Aérea planea adquirir 100 unidades, con discusiones para incrementar a 145.

El impacto financiero del programa B-21 se reflejó en los resultados trimestrales de Northrop Grumman. Las ventas del primer trimestre alcanzaron $9.470 millones, un 7% menos que los $10.130 millones del mismo período en 2024, por debajo de las expectativas de los analistas, que estimaban $9.920 millones. Las ganancias netas cayeron a $481 millones, una disminución del 49% respecto a los $944 millones del año anterior, debido principalmente al cargo del B-21. La división de sistemas aeronáuticos reportó una pérdida de $183 millones, con ventas de $2.800 millones, un 8% menos que en 2024.

A pesar de las pérdidas, Northrop Grumman confía en la rentabilidad futura del programa. La empresa espera que el B-21 genere ganancias a partir del sexto lote de producción, una vez que la fabricación alcance un ritmo estable. “Las pérdidas son iniciales, y el programa será rentable cuando la producción se intensifique”, afirmó Warden, según reportes especializados. La Fuerza Aérea, por su parte, mantiene su compromiso con el B-21, considerado esencial para reemplazar al B-1 Lancer y al B-2 Spirit frente a sistemas antiaéreos modernos de adversarios como China y Rusia.

El programa B-21 no es el único desafío financiero para Northrop Grumman. La empresa también lidera el programa de misiles balísticos intercontinentales Sentinel, cuyo costo estimado de $141.000 millones supera en un 81% las proyecciones iniciales. Warden indicó que algunos trabajos están en pausa mientras se buscan opciones para reducir costos y ajustar el diseño a los requisitos actualizados. “Estamos identificando oportunidades para optimizar el cronograma y el presupuesto del programa”, señaló.

Un incidente reciente en la planta de Promontory, Utah, donde una explosión destruyó un edificio que producía un ingrediente para propulsores de cohetes, no afectará los programas de la empresa, según Warden. “Tenemos proveedores alternativos para ese material, por lo que no esperamos impactos en Sentinel ni en otros proyectos”, afirmó. Este evento generó preocupación en el Congreso, pero la empresa descartó interrupciones en la producción de motores de cohetes sólidos.

Avances tecnológicos y estratégicos del B-21 Raider

El B-21 Raider, presentado al público el 2 de diciembre de 2022 en la planta de Northrop Grumman en Palmdale, California, incorpora tecnologías avanzadas como inteligencia artificial, realidad aumentada y robótica para mejorar la eficiencia de fabricación. Tom Jones, presidente de la división de sistemas aeronáuticos, destacó que construir los aviones de prueba en la línea de producción ha optimizado procesos, reduciendo la necesidad de cambios de software. “Solo realizamos una actualización de software en el primer año de pruebas de vuelo”, afirmó Jones, según un comunicado de la empresa.

El diseño del B-21, basado en un ala voladora, mejora el sigilo contra sistemas de defensa aérea modernos. Su capacidad para operar en red con otras plataformas y sensores externos lo convierte en un activo versátil para la Fuerza Aérea. El programa ha avanzado rápidamente, con casi 40 unidades en construcción en una planta secreta en California, según reportes especializados. Este ritmo contrasta con el B-2, limitado a 21 unidades por sus elevados costos.

El contrato de Northrop Grumman con la Fuerza Aérea, firmado en 2015, es de precio fijo, lo que obliga a la empresa a cubrir costos que excedan un umbral específico en los lotes LRIP. En 2024, el Pentágono proporcionó $60 millones en alivio por inflación, según fuentes del sector. A pesar de las pérdidas actuales, el programa B-21 se considera una inversión estratégica, con un potencial de ingresos de cientos de miles de millones de dólares a largo plazo, según analistas.

La Fuerza Aérea y Northrop Grumman continúan pruebas de vuelo y desarrollo en Edwards Air Force Base, evaluando el desempeño del B-21 para cumplir con sus objetivos operativos. El programa, que completó su fase de desarrollo de ingeniería y fabricación, se encuentra en una etapa crítica de transición hacia la producción a gran escala. La empresa espera que los aprendizajes obtenidos en los primeros lotes estabilicen los costos y mejoren la eficiencia en el futuro.

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