El Gabinete de Porcelana del Palacio de Aranjuez no solo deslumbra por su
delicadeza decorativa, sino que también representa la primera gran
obra de la Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro. Encargado por
Carlos III al escultor italiano Giuseppe Gricci y terminado en 1765,
este gabinete fue inicialmente una pieza anexa al despacho del
monarca, reconvertida más tarde en sala de música para Isabel II.
Con paredes y techos cubiertos de placas de porcelana esmaltada y
policromada, la sala presenta un universo visual dominado por figuras
orientales, dragones, monos, aves exóticas, cestos de flores y
escenas chinescas. Todos los elementos están sujetos a una
estructura de madera invisible, lo que potencia su efecto
escenográfico y teatral.
Rococó, chinerías y símbolos del poder
Las chinerías del Gabinete de Porcelana del Palacio de Aranjuez,
inspiradas en diseños de Boucher para Luis XV, representan una
interpretación europea del exotismo oriental. Los personajes,
vestidos con ricas túnicas, aparecen tocando instrumentos o
sosteniendo ramas de palmera sobre bases de rocalla. La lámpara
central también de porcelana, imita una palmera de la que
penden brazos en forma de raíces, con un personaje chino acompañado
por un mono trepador.
Este suntuoso entorno se completa con espejos enmarcados en
porcelana, candelabros diseñados al estilo de Meissen, pavimento de
mármol policromado y grupos de niños jugando sobre ménsulas. Los
colores dominantes: oro, azul intenso, púrpura, negro y ocres, refuerzan la teatralidad del conjunto.
La sala costó 571.555 reales, una suma considerable para la
época, lo que subraya su valor simbólico: una obra de propaganda
real, símbolo del gusto refinado de la corona y del poder de la
manufactura española frente a sus homólogas europeas.
Un legado artístico y técnico sin igual
El Gabinete de Porcelana de Aranjuez fue precursor de la Sala de
Porcelana del Palacio Real de Madrid y representa un hito en la
historia del arte decorativo español. Con la firma de Gricci y la
participación de artistas como Lorenzo Hurtado de Mendoza, los
hermanos Bautista de la Torre y Jenaro Boltri, la sala es una
síntesis perfecta entre técnica cerámica, diseño ornamental
francés y fantasía oriental.
Las cifras «C y T» coronadas, que aparecen en el friso,
junto con el año 1763, rinden homenaje a Carlos III y marcan el
inicio de una nueva etapa en el arte palaciego español.
Hoy, el Gabinete de Porcelana del Palacio de Aranjuez no solo es un espacio visitable del Patrimonio Nacional, sino también una cápsula del tiempo que conserva el espíritu del rococó, el exotismo ilustrado y la maestría cerámica que definieron el siglo XVIII español.
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