Hay castillos que se disfrutan no solo por su valor histórico, sino también por el lugar donde se encuentran. Sus piedras milenarias conviven con senderos naturales, cielos estrellados y aventuras al aire libre que hacen de la visita una experiencia completa. En Castilla-La Mancha, patrimonio y naturaleza caminan de la mano en una propuesta de turismo activo y sostenible.
Un buen ejemplo es Nerpio, en la Sierra del Segura (Albacete), donde el castillo, encaramado sobre el núcleo urbano, convive con un entorno de montaña ideal para los amantes del deporte. Desde su fortaleza parten rutas de senderismo, vías ferratas y propuestas de escalada, sin olvidar el astroturismo, que ha convertido a este municipio en una referencia para la observación del cielo nocturno gracias a la escasa contaminación lumínica.
En el extremo noreste de la región, en Guadalajara, el Parque Natural del Alto Tajo y el Geoparque de Molina-Alto Tajo conforman uno de los espacios naturales más impactantes del centro peninsular. Aquí, el castillo de Zafra emerge como icono cultural, pero a su alrededor se despliegan barrancos, hoces y bosques donde practicar senderismo, ciclismo o rutas geológicas. La Fiesta Ganchera, que rememora el transporte tradicional de troncos por el río, es solo uno de los eventos que conectan patrimonio natural y cultural en esta zona.
Sin salir de Guadalajara, Molina de Aragón no solo destaca por su castillo, sino también por su entorno de grandes contrastes, donde el clima continental genera una biodiversidad única. Recorrer sus alrededores es adentrarse en un mosaico de valles y sabinares, con una gran riqueza de lagos y lagunas endorreicos.
Otro lugar sorprendente es Escalona, en Toledo, donde el castillo —levantado junto al río Alberche— ofrece una imagen de postal y una alternativa refrescante: su playa fluvial, acondicionada para el baño, convierte este enclave en una opción perfecta para combinar historia y ocio al aire libre en los meses de verano.
Y no podemos olvidar Yeste, cuyo castillo domina un entorno natural privilegiado donde la cultura se mezcla con el turismo activo. Aquí se organizan actividades durante todo el año que van desde rutas temáticas hasta ferias de divulgación histórica, como la reconocida Feria de Tradiciones Populares de Yeste, que llena el pueblo de música, oficios antiguos, mercado artesanal y vida medieval durante varios días de otoño. Además, es base de operaciones para preparar escapadas de fin de semana por Albacete para descubrir la riqueza natural de la Sierra del Segura.