Televisión y natalidad

En la España de los setenta se bromeaba, y mucho, a propósito de los estrictos horarios de la televisión. La Primera, indefectiblemente, cerraba a medianoche. Nos ponían el himno con fondo de imágenes laudatorias del Generalísimo y, de ahí, a una eterna cartela llamada «carta de ajuste» hasta el día siguiente. Así que, a esa hora a falta de otros alicientes, todos a la cama que hay que madrugar. Y, claro, tan pronto, costaba coger el sueño, y no eran pocos los que se ponían a hacer hijos. Entonces, no se utilizaban expresiones malsonantes.

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