Más de 50.000 béticos rozan el cielo en el Villamarín en una final de euforia y llanto

Como en el anuncio de una boda esperada, como en los «Amiga, no te lo he dicho: voy a ser madre«. Como en los cumpleaños del abuelo o en el primer beso adolescente. Pero multiplicado por 56.000. Decía el escritor Nick Hornby que «ninguno de los momentos que la gente suele describir como los mejores de sus vidas son en modo alguno análogos al éxtasis comunitario del fútbol». Y el Villamarín esta noche ha rozado el cielo durante 45 minutos.

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