Si Fernando Grande-Marlaska es el ministro del Interior más longevo de la Democracia, no ha sido menos su hombre de máxima confianza.
Pero tras varios meses en los que las polémicas se han solapado sin solución de continuidad, Rafael Pérez Ruiz ha dicho basta y ha decidido dejar la Secretaría de Estado de Seguridad.
El ministro y Pérez eran uña y carne. Habían mantenido una estrecha colaboración todos estos años al frente de una de las carteras más sensibles del Gobierno.
En su entorno hacen referencia al desgaste personal de Rafael Pérez, por las innumerables controversias que ha tenido que gestionar.
Al final, Marlaska deja caer a su hombre más próximo después de varios intentos de éste de abandonar su puesto, según aseguran a EL ESPAÑOL fuentes de su entorno.
Pero el legado de Rafael Pérez quedará marcado por el caso Koldo.
Nunca ha figurado como investigado en la causa, pero en el sumario figura haber sido el firmante de uno de los contratos millonarios de las mascarillas a la empresa Soluciones de Gestión S.L., epicentro de la trama corrupta.
Según publicó EL ESPAÑOL de fuentes de toda solvencia, el número dos de Marlaska mantenía una relación de amistad con Koldo García y acudió a él para pedirle favores personales.
Una de esas conversaciones por whatsapp, intervenida por la UCO, revela cómo organizó junto a Koldo García Izaguirre el alojamiento para Delcy Rodríguez en un chalet del centro de Madrid, en enero de 2020.
Rafael Pérez era el guardián de los secretos de Koldo en Interior.
Hasta ayer, el ministro consiguió retenerle, pero en medio de todos los escándalos que cercan al Gobierno ha acabado aceptando su salida.
Esta semana, la convulsión es máxima tras revelarse una conversación en la que una fontanera del PSOE, Leire Díez, ofrece pactos a un empresario imputado en una trama de corrupción a cambio de que le entregue trapos sucios de un teniente coronel de la UCO.
Ese agente es Antonio Balas, jefe de las principales investigaciones de la UCO que acorralan actualmente al entorno del presidente del Gobierno.
Además, Pérez fue la persona que autorizó la compra de balas a una empresa israelí para la Guardia Civil, una polémica que enfrentó al Gobierno de coalición y que llevó a Pedro Sánchez a desautorizar a Interior.
Fuentes de Moncloa señalan este hecho como uno de los detonantes de que Pérez finalmente haya decidido marcharse. Había llegado al límite, y en el Ministerio nadie le ha puesto ningún obstáculo.
Aunque en Interior reiteran que la salida no guarda relación con ninguna polémica, los escándalos se han acumulado en las últimas semanas en el Gobierno.
Primero fue la publicación de los whastapps del presidente Sánchez con José Luis Ábalos, y los ataques del PSOE a la UCO como posible responsable de la filtración.
Unos días después, se conocieron detalles sobre el informe que la UCO prepara sobre Santos Cerdán, en relación con sus actividades en el marco de la trama del caso Ábalos.
En ese ambiente tenso, en una de las semanas más convulsas de toda la legislatura, con la UCO en el foco por los intentos del PSOE de desacreditarla, llega la salida de Rafael Pérez.
Casi desde el inicio de su andadura junto al ministro, en junio de 2018, Pérez ha tenido que capear todo tipo de escándalos al frente de Interior: el crimen de Barbate, la tragedia de la valla de Melilla, el caso Ghali, Pegasus, los privilegios a los presos etarras, la cesión de competencias a los Mossos, los ceses de Sánchez Corbí y Pérez de los Cobos…
Como consecuencia, su jefe, Marlaska, ha sido reprobado hasta en tres ocasiones por el Congreso de los Diputados.
Pérez abandona el Ministerio tras casi siete años al lado de Marlaska, al que ya considera un amigo personal. Su objetivo es volver a la carrera judicial.