El Ministerio de Juventud e Infancia ultima un borrador de Ley de Juventudque incluye bajar la edad para votar de los 18 a 16 años. Esta reforma exigiría modificar la legislación electoral española y, previsiblemente, el artículo 12 de la Constitución que fija la mayoría de edad en 18 años.
Aunque la idea ya figuró en los programas de Unidas Podemos, ahora vuelve con el apoyo de Sumar y el recelo del PSOE, que no termina de verlo claro. Lo mismo le sucedería a los españoles según una encuesta del CIS que revela que ocho de cada diez la rechazan.
La propuesta para España tiene su reflejo en países de nuestro entorno comunitario, que desde hace varias décadas ya aplican esta bajada. Pero, ¿cuándo, cómo y por qué cada país decidió abrir las urnas a los adolescentes?
Austria, la pionera
El impulso llegó desde los parlamentos regionales, donde el voto joven funcionaba desde 2003. Cuando el Gobierno federal reformó la ley electoral en 2007, incluyó todos los niveles —municipales, regionales, nacionales y europeos— y mantuvo el carácter obligatorio que rige en el país desde mediados del siglo XX.
Los estudios posteriores revelan que los nuevos electores de 16 y 17 años acudieron a las urnas en un porcentaje casi idéntico al de los mayores de 30, disipando el miedo a la abstención juvenil.
Malta, en dos tiempos
Primero se ensayó la rebaja en las elecciones municipales de 2015. El experimento salió tan bien que en 2018 el Parlamento eliminó la restricción también para comicios nacionales y europeos.
El archipiélago mediterráneo combina voto obligatorio y un agresivo programa de educación cívica que ha convertido a los centros escolares en auténticas “escuelas de electores”.
Escocia y Gales, excepción en el Reino Unido
Los escoceses abrieron la puerta al voto joven en el referéndum de independencia de 2014; la alta participación (75 % del censo de 16-17) convenció al Parlamento de Holyrood para mantener la medida en las elecciones autonómicas y municipales de 2015 en adelante.
Gales siguió el ejemplo: aprobó la reforma para la cámara galesa en 2020 y la estrenó en los comicios locales de 2021. En ambos territorios la edad mínima sigue siendo 18 para legislativas británicas.
Estonia, la tecnológica
Fiel a su reputación de “república digital”, Estonia se convirtió en el primer país de la UE que permitió a los menores de 18 votar electrónicamente (solo en municipales).
El objetivo era acercar la política local a los adolescentes mediante un sistema de identidad electrónica que ya utilizaban para trámites bancarios y académicos.
Grecia, solo para las europeas
Atenas eligió una vía singular: situó el listón en 17 años, pero solo cuando se trata de elecciones al Parlamento Europeo. El gobierno justificó la medida como un paso gradual; de momento no se ha planteado extenderla a las legislativas nacionales.
Los casos alemán y belga
Después de años de debate, Berlín aprobó en 2023 que los jóvenes de 16 y 17 pudieran votar en las europeas de 2024. La reforma no afecta —por ahora— a las elecciones federales, porque exigiría cambiar la Constitución.
Bélgica hizo lo mismo para esos mismos comicios, pero con un matiz: allí el voto es legalmente obligatorio a cualquier edad, de modo que los adolescentes también quedaron sujetos a la norma aunque las sanciones sean meramente simbólicas.
Claves que copiar o evitar
- Reforma puntual vs. constitucional.- Austria y Malta cambiaron leyes electorales ordinarias; España necesitaría reformar la LOREG y, según varios juristas, ajustar el art. 12 CE.
- Escalón progresivo.- Alemania y Bélgica empezaron por las europeas; Escocia y Gales por cámaras regionales. España podría pilotar la medida en municipales o europeas de 2029.
- Educación cívica.- Austria ligó la reforma a un plan nacional de participación juvenil; sin refuerzo escolar la participación baja.
- Carácter del voto.- En Austria/Malta es obligatorio; en Escocia o Alemania, voluntario. España prevé mantener el carácter facultativo actual.
- Impacto electoral.- Los estudios académicos concluyen que los nuevos votantes no desestabilizan el sistema; simplemente equilibran el peso demográfico frente a un electorado envejecido
¿Qué pasos se necesitan?
Para que el voto a los 16 años sea una realidad en España, el proceso legal y administrativo tendría que arrancar con un dictamen conjunto del Consejo de Estado y de la Junta Electoral Central, que avalaría su encaje constitucional.
Superado ese filtro jurídico, el Congreso debería reformar la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG), algo que exige mayoría absoluta. Paralelamente, el Gobierno tendría que poner en marcha nuevos programas de alfabetización democrática en la ESO y en Bachillerato, de modo que la educación cívica acompañe a la ampliación del derecho de sufragio.
Por último, la Oficina del Censo Electoral se vería obligada a actualizar sus registros para dar cabida a unos 900.000 nuevos votantes de 16 y 17 años, según las cifras más recientes del INE.
Con todo, de cara a su posible impacto en unas futuras elecciones, las proyecciones del CIS sitúan a los menores de 25 años como el grupo más abstencionista, por lo que su efecto dependerá más de la movilización que de la mera ampliación del censo.