Mi Gobierno aún no ha respondido con revelaciones de Pegasus

La embajadora nos recibía aquella mañana de otoño, como otras veces, para un desayuno en su residencia. Allí, una vez presentados todos, porque había alguno nuevo entre los invitados, Rodica Radian-Gordon sonrió prudente.

«No lo podéis contar, pero queda poco». Se refería a la firma entre Israel y Arabia Saudí de un acuerdo, que iba a ser histórico, de reconocimiento mutuo. Después de 75 años desde el establecimiento del Estado judío, el reino que ejerce el liderazgo entre los árabes de la región estaba dispuesto a entablar relaciones diplomáticas con Israel.

«Embajadora», repuso este periodista, «la cosa vendrá con una solución para el problema palestino, imagino». Era imposible pensar que fuera de otro modo, y había que aprovechar el resquicio de la confidencia para cazar más información.

«Habrá una solución para los palestinos. Veremos cuál», dijo críptica.

Esos desayunos informales ya no se han repetido. Porque Gordon lleva un año fuera del puesto: llamada a consultas a Jerusalén, nunca volvió tras reconocer España a Palestina como Estado, hace ahora un año, el 28 de mayo de 2024.

«Los palestinos tienen derecho a su autodeterminación y a un Estado, pero reconocerlo no aportó nada, porque la realidad hoy no lo permite, con Hamás en Gaza»

servirá de nada», advertían entonces fuentes del Gobierno de Benjamin Netanyahu, «y hacerlo es enviar el mensaje equivocado, es darle un premio político a los terroristas por lo que hicieron», avisaban al de Pedro Sánchez.

Hoy, todo eso lo repite, cambiando el tiempo verbal —es decir, constatándolo en pasado—, Dan Poraz (Tel Aviv, 1982), encargado de negocios de la embajada de Israel en Madrid. «¿Qué ha cambiado, qué ha aportado a la vida de los palestinos en sus territorios?», pregunta retórico. «Es un conflicto de casi 100 años…», culmina denotando exasperación.

La crisis

Desde el 7 de octubre de 2023, el enfrentamiento entre los dos países está hoy en su punto más alto. Hace dos semanas, el presidente Sánchez escaló la crisis con una doble afrenta. No dijo «genocidio», como ya habían hecho otros de sus ministros, sino que calificó a Israel de «Estado genocida». Y no lo dijo en un mitin, sino en sede parlamentaria.

La «política exterior con personalidad propia» de Madrid, como gusta de repetir José Manuel Albares, ha enrarecido todo con Jerusalén hasta límites inimaginables entre dos capitales que deben ser —han sido, ¿son?— socios en lo económico y aliados en seguridad.

España e Israel son los dos extremos del Mediterráneo, y llevaban décadas al alza en sus relaciones comerciales, hasta que los últimos año se frenaron los intercambios por ambas partes: Jerusalén ha importado casi un 20% menos de Madrid en el último año.

Como ha publicado este diario, agentes del CNI han comunicado su temor de perder la «imprescindible» inteligencia que proporcionan sus hermanos del Mosad y el Shin Bet israelí.

Poraz, sentado en una salita pequeña, al otro lado de una mesa frugal, ni confirma ni desmiente. Pero asiente al ser preguntado si ya está peligrando esa colaboración en materia de información entre los servicios secretos israelíes y los españoles.

«Desde luego, yo creo que las posiciones del Gobierno español sobre nosotros y, específicamente, sobre temas de armas y cooperación de Defensa, no contribuyen a la voluntad para cooperar, para compartir información».

O lo que es lo mismo, que la beligerancia política de Sánchez «no ayuda».

Es más, a propósito de ese posible embargo de armas, el joven diplomático israelí repite de nuevo palabras ya pronunciadas desde la sede de su Gobierno. «Es evidente que se estaría dañando, sobre todo, a los españoles y las necesidades de seguridad de España. Porque me imagino que la Guardia Civil necesita sus balas, ¿no? Y el Ejército español necesita sus suministros».

A buen entendedor, pocas palabras bastan. Y más si es un diplomático el que habla.

La semana pasada, el Congreso español dio trámite a una ley para imponer un embargo de armas a Israel, acusándolo de «violar el derecho internacional humanitario». Y este lunes, el diario israelí Haaretz revelaba que su Ejército maneja el dato de que han muerto tres civiles por cada terrorista de Hamás eliminado.

Así que se podría decir que el texto de esa proposición de ley de Sumar no anda desencaminado… «Mire», responde, «creo que esta ley forma parte de la posición del Gobierno español. Y nos enseña que, desgraciadamente, no entienden la realidad y los desafíos que estamos enfrentado en Gaza«, sentencia.

El objetivo del Gobierno español es poner fin a la guerra, le apuntamos. «Y para nosotros también», responde el embajador en funciones.

«La beligerancia de España no ayuda a que mi Gobierno tenga voluntad de compartir información de inteligencia»

«Pero para hacerlo tenemos que ganar la guerra, y garantizar que Hamás no sobreviva. Porque si sigue en el gobierno de Gaza tras la guerra, sólo es una cuestión de tiempo hasta que el 7-O ocurra otra vez».

Así que, ante la petición del ministro Albares, este domingo, para que la UE y toda la comunidad internacional impongan ese embargo, Poraz lanza un aviso.

«El mundo está lleno de muchas amenazas. Hay una guerra entre Rusia y Ucrania, y hay más tensiones y riesgos», esboza. «Ese posible embargo de armas es una mala decisión, sobre todo para los españoles y para la seguridad de España».

Y cuando uno trata de insistir, Poraz hurga en la herida de la errática política exterior de la España de Sánchez, la de la bronca con Argelia en plena necesidad de gas; la de los (casi) insultos con la Argentina de Javier Milei; la del asalto marroquí a Ceuta y el robo de más de 2 gigas de fotos y vídeos de los móviles de Sánchez y algunos ministros.

Y desliza una advertencia. ¿Debe temer el Gobierno español alguna revelación por parte de Israel que venga del software ‘Pegasus’, con el que (tal vez Marruecos) se espiaron esos teléfonos del Gobierno, como respuesta a tanta beligerancia?

«Bueno, no ha habido ninguna reacción en este sentido desde el Gobierno israelí. Y es así… todavía es así«.

El software espía Pegasus es propiedad de una empresa israelí, NSO Group Technologies. En teoría, ni ella misma tiene acceso a los datos de los que provee a sus clientes. Pero el mismo CNI tiene dudas, ya que la opacidad que es inherente a estas operaciones es de ida y vuelta.

Y gran parte de los desarrolladores del programa en NSO proceden de los servicios secretos de Israel.

Del Trump de Abraham…

La escena del desayuno con la ya exembajadora se desarrolló en su residencia oficial, un miércoles 4 de octubre de 2023.

El primer Donald Trump había impulsado los llamados Acuerdos de Abraham, con el primer impulso de Mohamed VI, el rey de ese Marruecos al que luego pagó reconociéndolo como suyo el Sáhara Occidental. El mandatario que, pocos meses después empezó a forzar el viraje de Sánchez en este «diferendo histórico» con España.

Pero volviendo a la cita en la residencia de Gordon, tres días después de aquel encuentro, más de un millar de terroristas cruzaban la frontera sur de Israel y, durante una jornada completa de aquelarre brutal, torturaban, degollaban y quemaban vivos a más de 1.300 judíos. Por el mero hecho de serlo.

O de parecerlo, por habitar esa tierra prometida supuestamente hace más de 5.000 años por su dios y sólo entregada en 1947, tras una resolución de Naciones Unidas.

Otras 251 personas fueron secuestradas. A día de hoy, se estima que 58 personas permanecen rehenes de Hamás, de los cuales sólo unos 20 seguirían vivos.

Desde entonces, la guerra, la destrucción y la muerte masiva se han adueñado de Gaza. A día de hoy, evidentemente, no se ha firmado acuerdo alguno entre israelíes y saudíes. Y el Estado judío ya no cree en la ONU… pero de eso, hablaremos luego.

Poraz ha recibido a EL ESPAÑOL en la sede de la Embajada. Como siempre, para entrar hay que pasar unas medidas de seguridad estrictas.

Ahora, son mucho más intensas que la última vez.

Y al cruzar el umbral, un pequeño y sencillo altar montado sobre un velador con unas flores, una bandera israelí y otra española, y dos velas, enmarca la foto de de los dos empleados de otra embajada, la de Washington, asesinados la semana pasada al grito de «¡Palestina libre!» por un tal Elías Rodríguez, de Chicago.


El embajador de Israel en funciones, Dan Poraz, junto a una foto de los dos judíos asesinados la semana pasada en Washington al grito de «¡Palestina libre!».

David Morales

«El antisemitismo», comenta una empleada, «que siempre es peor que ayer». Aunque, curioso, el presunto asesino tiene nombre de origen judío.

Este israelí nacido antes de que España reconociera a su país como un Estado legítimo. Lo hizo otro presidente socialista, Felipe González, en enero de 1986. En su año al frente de la legación diplomática, no ha concedido entrevistas ni ha hecho declaraciones hasta este lunes, en vísperas del primer aniversario del acuerdo del Consejo de Ministros.

Tampoco se ha visto una sola vez con el ministro de Exteriores español. Ése al que le afea estar trabajando «por la paz y la solución de los dos Estados» sin tener «sin siquiera citar a los rehenes ni a Hamás en su rueda de prensa del pasado domingo».

…al Trump de la ‘Riviera’

Albares no le ha recibido y, de hecho, cuando Poraz fue convocado al Ministerio la semana pasada, en protesta por el tiroteo de soldados israelíes a unos diplomáticos europeos en Cisjordania, el ministro no estaba.

Se había ido a Washington, a su primera bilateral con Marco Rubio, el nuevo secretario de Estado de este segundoTrump. Al aterrizar en EEUU, Albares tuvo tiempo de condenar, con un mensaje en X, el atentado antisemita en la capital estadounidense.

Pero tres días después estaba reunido en Madrid con una veintena de líderes, esencialmente de países árabes, pidiendo un «embargo de armas global» a Israel, sugiriendo «sanciones individuales» a Netanyahu y dando una rueda de prensa final en la que, destaca Poraz insistentemente, «no dijo una sola palabra de nuestros secuestrados ni de los terroristas de Hamás».

Y así, lamenta el diplomático judío, «no tiene sentido decir que buscas la paz».

¿Y cómo la busca Israel, entonces?

Hace un año, España e Irlanda estaban solas, reclamando a la UE «revisar» el acuerdo de asociación con el país de los judíos, al que acusaban de «matanzas indiscriminadas» en Gaza. Hoy son ya 17 de los 27 Estados miembros de la Unión los que se han sumado a ello, tras el recrudecimiento de la ofensiva y el bloqueo de la ayuda humanitaria.

La operación bélica en la Franja, justificada como respuesta al salvaje atentado del 7-O, ¿justifica estos métodos? Todo indica que se ha utilizado el hambre como arma de guerra.

«No es verdad. Rechazamos esa acusación. No utilizamos el hambre como un arma de guerra. Es algo que va en contra del Derecho Humanitario Internacional. Y no lo hacemos», responde firme el embajador en funciones.

«Lo que ocurre es que la guerra está durando mucho tiempo, hay mucho sufrimiento de los civiles en Gaza y le está siendo más difícil para nuestros aliados en la Unión Europea mantener la posición que tenían hace unos meses», añade. «Desgraciadamente, España está al otro lado del espectro».

El problema, alega, es que durante los dos meses de alto el fuego, entre enero y marzo, miles de camiones de ayuda humanitaria entraron en Gaza sin limitaciones y Hamás «la robó, la vendió a la población y, sobre todo, la utilizó para reforzar su capacidad militar». Y eso es algo que su Gobierno no va a permitir que se repita.

Así que para esa acusación de haber bloqueado los camiones con comida, medicinas y suministros a Gaza, Poraz tiene una respuesta…

«Israel y Estados Unidos están empezando a introducir un mecanismo nuevo de distribución de ayuda humanitaria. No tenemos ningún interés en que la población civil de Gaza no tenga su comida, sus medicinas, y sus suministros. Pero no correremos el riesgo de que llegue a Hamás porque la guerra duraría más tiempo».

Así que se hará sin la participación de la UNRWA. «Sí. Totalmente».

Porque Israel no se fía de la agencia de Naciones Unidas. «No», responde categórico. «Serán empresas privadas americanas las que lo distribuyan en algunos puntos en la Franja, y directamente a la población».

Dan Poraz, encargado de negocios de Israel en España, con Alberto D. Prieto, subdirector de EL ESPAÑOL.


Dan Poraz, encargado de negocios de Israel en España, con Alberto D. Prieto, subdirector de EL ESPAÑOL.

David Morales

Se supone que la operación se paga a través de «un fondo» creado por EEUU, alega el diplomático, en el único punto en el que su discurso flaquea.

Porque si son compañías privadas estadounidenses las que están distribuyendo la ayuda humanitaria,¿cuál es el negocio? «No sé».

Es fácil pensar que todo tenga que ver con el plan de Trump para construir una especie de ‘Riviera’ en Gaza. «No sé. Es un fondo americano, pero la verdad es que no estoy seguro de cómo funciona», contesta por tercera vez.

«Derecho a un Estado»

Acaba la entrevista con este hombre tranquilo y amable volviendo a la España de Sánchez. Alguna vez hemos podido preguntar a un diplomático israelí sobre las acusaciones directas de Sánchez a Netanyahu, en su cara, en noviembre de 2023, en Jerusalén. O sobre la rueda de prensa que dio frente al paso de Rafah, retrasando la primera liberación de rehenes.

Pero es la primera que podremos citar la fuente. La pregunta es: ¿cómo interpretó su Gobierno todo aquello?

«Muy poco después, el gabinete del primer ministro Netanyahu publicó un comunicado en el que condenó gravemente las declaraciones del presidente del Gobierno de España», contesta lacónico.

¿Y los ciudadanos israelíes, lo entendieron?

«Mire, en noviembre de 2023, aquella tarde de la primera liberación de secuestrados, en Israel todo el mundo estaba pegado a la televisión. Fue sólo unas semanas después del peor ataque que hemos sufrido en nuestra Historia, y la sensación en esos días era que estábamos luchando por nuestra vida, que nuestra existencia estaba en peligro. Y ver a un líder europeo en nuestras pantallas hablando en contra de nosotros fue algo muy doloroso. Muy… ¿cómo se dice? Nos enfadó mucho».

Pasado un año del reconocimiento del supuesto Estado palestino por España, con tal deterioro de la relación de España con Israel, el único encuentro entre Albares y su homólogo israelí, Gideon Sa’ar, fue un fracaso, el pasado febrero.

Así, sin haber logrado influir un ápice desde Madrid en esa guerra, para Poraz no mereció la pena.

«Los palestinos, sin duda, tienen su derecho a su autodeterminación como pueblo, con su propio Estado. Pero las condiciones, hoy en día, no se dan en la realidad, desgraciadamente».

Antes del 7 de octubre, sin duda, una mayoría en Israel apoyaba que la única solución es la de dos Estados separados. «Y por cierto, hoy también la mayoría de los israelíes apoyan que los palestinos deberían gobernar sus propios territorios», apostilla el diplomático.

«Pero hoy sabemos que las amenazas son reales, como hemos visto con Hamás. En Gaza, tenían su propio territorio, su propio país. ¡Gaza era como un Estado palestino! Israel dejaba pasar cada día decenas de miles de gazatíes a trabajar a nuestra tierra… y eligieron ese momento para atacarnos».



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