Dos años ha tenido que esperar la afición granota para
cicatrizar la herida. La crueldad con la que se quedó a las puertas del ascenso
ante el Alavés en el Ciutat, merecía una revancha de grandes dimensiones. Y todo
ese sufrimiento que llevaba el levantinismo ha salido a la calle para desbordar
de alegría el sentimiento azulgrana.
La caravana granota con los jugadores, cuerpo técnico,
directivos y empleados, ha recorrido las calles de la ciudad con la primera y
obligada parada en la Basílica de la Virgen de los Desamparados, la patrona de
Valencia. Los capitanes han hecho su ofrenda floral y de agradecimiento por un
año para la historia del club consiguiendo su sexto ascenso a primera división.
A continuación, las visitas protocolarias a las instituciones.
En la Diputación, recibidos por su presidente Vicente Mompó y en el Palau de la
Generalitat donde aguardaba en el salón de Cortes, el President de la Generalitat,
Carlos Mazón y cinco Consellers. El presidente levantinista, Pablo Sánchez y el
capitán Vicente Iborra, han tomado la palabra para agradecer la recepción al
equipo.
Visita a la Diputación y a la Generalitat
El punto álgido esperaba en la Plaza del Ayuntamiento donde
miles de aficionados han esperado varias horas la llegada de los futbolistas de
la plantilla granota. Desde el balcón y con la Alcaldesa María José Catalá como
anfitriona, uno a uno de los jugadores han ido tomando la palabra para
dirigirse a una afición enfervorizada y todavía frotándose los ojos tras lo
conseguido ayer en Burgos.
De los más aclamados, Julián Calero, el técnico que ha sido
el encargado de romper el hielo con los parlamentos, ensalzando la comunión
entre el equipo y la afición durante toda la temporada. Iborra, leyenda y santo
y seña de la identidad granota. Carlos Álvarez, el héroe con su golazo en El Plantio.
Kochorasvili al que la afición no ha parado de gritarle “Kocho quédate” sabedores
de que tiene desde hace meses su contrato firmado con el Sporting de Lisboa.
Los cánticos han provocado las lágrimas del georgiano.
Pero, sin duda, el momento de la noche en el ayuntamiento ha
sido cuando Morales ha cogido el grito para entonar un cántico que le suena
desde la grada del Ciutat: “Morales es una rata”. La manera con la que ha asumido
el ‘comandante’, un cántico en su contra por parte de algunos aficionados tras
su marcha al Villarreal hace un par de temporadas, ha sido respondida con
aplausos en la plaza del ayuntamiento.
El fin de fiesta ha sido, como manda la tradición, en la fuente
de las Cuatro Estaciones en pleno corazón de la ciudad. Otra vez, miles de
seguidores granotas esperaban a los jugadores al ritmo de la música. La imagen
de Iborra encaramado en lo alto de la fuente quedará para la historia del
levantinismo en un día de celebraciones. Mañana los granotas despertarán del
sueño y se darán cuenta de que es realidad: el Levante UD es de Primera.