Hace 5.000 años, la lana desató una fiebre ancestral al ofrecer un refugio ideal para los piojos

La adopción generalizada de la vestimenta de lana no solo abrigó a nuestros ancestros, sino que también proporcionó el caldo de cultivo perfecto para que una peligrosa bacteria se volviera más virulenta y se extendiera con mayor facilidad.

Fuente