Un niño sostiene una fiambrera. / Shutterstock
Escribe el poeta brasileño Lêdo Ivo: “En su fiambrera / no lleva el obrero / ninguna metafísica. / Lleva pescado frito / arroz y alubias”. Mientras leo estos versos, la fiambrera se convierte de súbito en la metáfora de la caja craneal. ¿Qué lleva el obrero en esa caja? ¿Qué llevamos usted o yo? Obsesiones. Yo, en la fiambrera craneal, llevo obsesiones. La de llegar a fin de mes, por ejemplo. “Llegar a fin de mes”. Escuché tanto y tanto de pequeño ese sintagma que llegar a la Luna, comparado con llegar a fin de mes, me parecía una gilipollez. Recuerdo perfectamente el día que lo logré y no sé si me pareció un salto de gigante para la humanidad, pero sí para mi familia. Hay quien se jacta de haber sido el primero de los suyos en ir a la universidad. Yo me jacto de haber sido el primero en llegar a fin de mes. Ahí está, en mi fiambrera (en mi cabeza, quiero decir), la obsesión de llegar a fin de mes. Nada de metafísica: un puro puñado de alubias y pescado frito.
Pero la fiambrera está dividida en compartimentos, tantos como obsesiones, de modo que rebusco en ella y aparece también la de escuchar la radio porque a través de ella podría llegar en cualquier momento un mensaje de los marcianos.
-Tú escucha -decía mi padre-, porque en medio de un programa puede aparecer una voz que te diga dónde está el tesoro.
-¿Qué tesoro? -preguntaba yo.
–El tesoro es el tesoro -respondía mi padre-, como si la idea no requiriera de más explicación.
La verdad es que ahí sí podríamos encontrar, por la falta de concreción, algo de metafísica, pero es que la metafísica, si lo pensamos bien, se encuentra un poco en todas partes, también en el pescado frito y las alubias. De hecho, antes de abrirla, la fiambrera es un contenedor de metafísica. Yo la llevaba a mi primer trabajo y sé de lo que hablo.
En fin, que de tanto escuchar la radio acabé hablando en ella. Hablo para ser, llegado el momento, el primero en transmitir el mensaje que tarde o temprano recibiremos de los extraterrestres y que incluirá un modo de salvación posible para la humanidad, porque la humanidad está mal y necesita ser salvada tanto física como metafísicamente. Quizá el mensaje llegue dentro de una fiambrera.