Ponerse al volante del Hyundai Tucson 1.6 T-GDi de 160 CV es una de esas experiencias que, sin ser memorable, recuerdas con agrado porque ofrece exactamente lo que promete. Es un coche bueno en todo, aunque perfecto en nada. Algo más que suficiente para ser un superventas en el competidísimo segmento SUV compacto.
Prueba del Hyundai Tucson / Edgar Vivó
Desde el primer momento, el Tucson transmite la sensación de coche bien pensado y ejecutado. Te subes y todo está donde esperas. No necesitas adaptarte a nada, simplemente arrancas y comienzas a disfrutar del viaje. La postura de conducción es cómoda, los asientos recogen bien el cuerpo y, aunque no ofrece un mullido premium, se puede pasar muchas horas al volante sin que el cuerpo lo note. De hecho, tras más de 1.500 kilómetros a bordo, y en todo tipo de trayectos, esa fue una de las sensaciones más claras: viajar en el Tucson no cansa.
Un motor que cumple y no arruina
El propulsor 1.6 T-GDi de 160 CV es, simplemente, el acompañante ideal para quien busca un SUV que lo haga todo bien, y sin excesos. En ciudad se mueve con suavidad, sin ruidos ni tirones. El empuje es lineal, lo que es perfecto para circular en tráfico denso o encarar zonas de rotondas y semáforos con tranquilidad.
En carretera, si bien no es un coche que empuje con garra, sí responde con solvencia cuando se le pide. Las recuperaciones son ágiles gracias a una buena potencia y la más que correcta gestión en las relaciones del cambio automático. En todo momento sientes que hay potencia suficiente para adelantar o mantener ritmos altos con seguridad. Eso sí, no esperes sensaciones deportivas, porque el Tucson no va de eso. Va de hacerte fácil la vida, y en eso, lo clava.

Prueba del Hyundai Tucson / Edgar Vivó
En nuestro caso, la unidad de pruebas contaba con sistema de microhibridación de 48V, lo que le permite lucir la etiqueta ECO, aunque en esta versión no esperes grandes aportes eléctricos como en un híbrido tradicional. Lo cierto es que, en conducción real, el apoyo eléctrico es prácticamente testimonial. Durante nuestra prueba, en la que recorrimos más de 1.500 km principalmente por carretera, cruzando los Pirineos con cuatro ocupantes y el maletero hasta arriba, el consumo medio final fue de 7,2 l/100 km. No es un dato espectacular, pero teniendo en cuenta las condiciones del trayecto (puertos de montaña exigentes, carga completa y sin aprovechar verdaderamente las ventajas de la microhibridación), se puede considerar un resultado razonable y acorde a las prestaciones del coche.
Comportamiento neutro
Uno de los aspectos que más se valoran al volante del Tucson es su comportamiento neutro. Puede sonar aburrido, pero lograr que un coche no destaque ni para bien ni para mal en su comportamiento dinámico es, precisamente, un gran logro. Todo fluye con armonía: la dirección, sin ser especialmente comunicativa, guía con precisión y transmite más de lo que uno espera. No es dura ni demasiado asistida; es simplemente, cómoda.

Interior del Hyundai Tucson / Hyundai
Las suspensiones, por su parte, consiguen el punto exacto entre comodidad y control. Absorben con eficacia los baches, y no hay rebotes ni sensación de flotabilidad. Incluso en tramos de curvas, el coche mantiene bien la compostura, sin excesivas inclinaciones ni sustos.
Uno de los elementos que más sorprenden es la calidad de rodadura. El Tucson es un coche silencioso, no sólo por el motor, que apenas se deja notar, sino por el buen aislamiento del habitáculo. Esto, unido a una climatización que funciona con eficacia y a un equipamiento tecnológico bien resuelto (pantalla de 12,3”, conectividad total, cámara trasera, etc.), convierte cada trayecto en una experiencia agradable.

Interior del Hyundai Tucson / Hyundai
Y si hablamos de confort, no podemos olvidar el espacio interior. Delante se viaja muy cómodo, y detrás hay sitio de sobra para adultos. El maletero, por su parte, es de lo mejor del segmento, tanto por volumen como por formas aprovechables.
¿Y lo peor?
No todo es perfecto, claro. Uno de los aspectos más molestos viene por el lado de las ayudas a la conducción. Aunque el Tucson incluye un completo paquete de seguridad desde el acabado Klass (mantenimiento de carril, frenada autónoma, detector de fatiga…), el sistema resulta demasiado intrusivo. Especialmente el aviso de límite de velocidad y el centrado de carril, lo que obliga a desconectarlo cada vez que se arranca el coche. Es un detalle menor, y en realidad el fallo no es del Tucson en sí, sino de la legislación, por lo que este problema lo vamos a encontrar recurrentemente en cualquier coche moderno. En este aspecto, las marcas que permiten desactivar estos sistemas con un solo botón físico son las que se llevan el aprobado.

Maletero del Hyundai Tucson / Hyundai
El Hyundai Tucson 1.6 T-GDi 160 CV no es el SUV que vas a elegir si buscas emociones fuertes. Tampoco si quieres lo último en electrificación o una experiencia premium. Pero si lo que necesitas es un coche que haga todo bien, que te acompañe sin protestar, que sea espacioso, fiable, cómodo, eficiente y, además, tenga una imagen cuidada… entonces probablemente sea uno de los mejores candidatos del mercado. Uno de esos coches que no enamoran al primer vistazo, pero que convencen tras cada kilómetro. Y eso, hoy en día, tiene mucho valor.