¿Qué lleva a alguien a acabar con su vida? ¿Qué había detrás de tanto dolor? ¿Cómo ayuda en el duelo de los supervivientes conocer las causas que se escondían tras una muerte siempre evitable? El Plan de Acción para la Prevención del Suicidio 2025-2027, que se cobra más de 4.000 vidas al año en España,, incluye que se extienda entre las comunidades el uso de la autopsia psicológica, una herramienta «muy poderosa» con la que se indaga en el estado emocional de la persona a través de entrevistas con familiares, amigos, compañeros… o con el médico que lo trató durante toda su vida. Esta evaluación serviría para prevenir otras muertes y, también, para ayudar a su entorno a atravesar el duelo, explican a EL PERIÓDICO los psiquiatras Francisco González Aguado y Carlos Zurita, subdirector y jefe de área, respectivamente, del Comisionado de Salud Mental del Ministerio de Sanidad.
«Una autopsia psicológica es el equivalente a lo que conocemos, en general, como una autopsia física, pero realizado en temas de salud mental, y en este caso, cuando se ha producido un suicidio. Lo que se intenta hacer es un estudio con los materiales de los que se disponen. Puede ser con la historia clínica o con entrevistas a familiares o al entorno. Con toda esa información –también su situación personal o legal, sus anotaciones, sus cartas o mensajes– y todas estas entrevistas, hay un análisis de las circunstancias que ha habido en torno a esa muerte», explica Zurita.
Mejorar los datos, entender un poco más algo tan complejo como la conducta suicida, es una de las prioridades de Sanidad. Y es ahí donde el Comisionado de Salud Mental considera que la autopsia psicológica puede ser un instrumento muy válido. «Por otro lado, también abre un espacio en el que luchar contra el estigma: poder hablar del suicidio, de lo que ha ocurrido. Pensamos en los más allegados, pero muchas veces tenemos que pensar, también, en los propios profesionales que atienden a quien se ha suicidado», añade el psiquiatra.
Poder hablar
«No solamente nos va a dar muchos datos que nos permitirán mejorar con los pacientes que ya estamos tratando, sino que también es una herramienta muy poderosa para empezar a manejar ese duelo tan complicado, tan terrible, ese sufrimiento que también se produce en los propios profesionales que llevan a veces, durante años, tratando a ese paciente», abunda Aguado.
Es muy importante que la persona que realiza la autopsia psicológica «tenga experiencia y esté formada», indican los psiquiatras de Sanidad
¿Cómo debe realizarse esa autopsia? Ambos psiquiatras explican que existen algunas recomendaciones que pasan por realizar entrevistas «estructuradas», aunque no hay una única forma de hacerlas. Eso sí, consideran que es «muy importante que la persona tenga experiencia y esté formada» en este tipo de evaluación, la cual se remonta a los años 50 y comenzó a realizarse en el Centro de Prevención de Suicidios de Los Ángeles (EE. UU.) para aclarar muertes cuya causa era dudosa.
Escasa implantación
Aguado y Zurita admiten que, en España, se trata de un método de escasa implantación, salvo entre los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, que llevan tiempo realizando estas evaluaciones ‘post mortem’. «Ellos sí tienen equipos propios, habitualmente de psicólogos, que hacen estas autopsias dentro de sus propios cuerpos y que cuentan con una dilatada experiencia. Como expertos, hemos contado con la Guardia Civil y la Policía Nacional en nuestros planes de acción», indica González Aguado.
Francisco González Aguado, subdirector del Comisionado de Salud Mental de Sanidad / Ministerio de Sanidad
Dentro del plan antisuicidio, que se organiza en seis líneas estratégicas que abordan de manera integral las diferentes dimensiones del problema, Sanidad incluye una línea concreta para que las comunidades autónomas puedan extender esta evaluación y que se realice en otras poblaciones: por ejemplo en prisiones. «O en adolescentes, porque, aunque no son muchos los suicidios, afortunadamente, comparados con otros, sí generan una fuerte alarma social. Nos gustaría que las comunidades pudieran presentar proyectos en esa línea y que nosotros pudiéramos financiarlos. Nos parece muy importante«, señala el psiquiatra.
Las comunidades, explica Zurita, están mostrando interés en potenciar el uso de esta herramienta. «Se van poniendo en movimiento», asegura. Algunas, como País Vasco o Asturias, cita, ya han dado pasos en esa dirección. «No hay ninguna duda de que se trata de una línea, dentro de un plan de prevención del suicidio, que hay que alimentar», añade González Aguado. «Esperamos que sea factible llegar a ello y conocemos, por ejemplo, que en el sistema judicial también se realiza la autopsia psicológica en algunos casos, sobre todo en el ámbito laboral«, abundan.
El duelo de las familias
¿Podría, en un futuro, una familia que así lo desee, llegar a pedir una autopsia psicológica en el sistema público de salud? «Esa es nuestra intención, pero habrá que discutirlo con las comunidades», indican los expertos. «Lo ideal es que se pudieran hacer casi por defecto. En ciertas situaciones horribles: de acoso en determinado colegio, en determinada empresa… en vez de ocultarlo, que de repente eso pueda salir a la luz. Establecer rápidamente todos los mecanismos para saber qué ha sucedido. Nos va a permitir poder hacer algo preventivo. Si de repente una familia no quiere enterarse o no quiere saber, pues habrá que respetarlo», afirma Francisco González.

Carlos Zurita, jefe de área del Comisionado de Salud Mental / Ministerio de Sanidad
Ambos psiquiatras son optimistas. Se remiten al consenso alcanzado con las comunidades en el plan antisuicidio. «Importantísimo», reseñan. Sin embargo, advierten de que implantar la autopsia psicológica es un trabajo en el que queda un largo trecho por delante. Un camino por recorrer. «Todavía hay que pulirlo y que las propias comunidades nos presenten proyectos. Iremos aprendiendo entre todos para ver cómo se pone en marcha y se organiza», concluyen.