El magistrado del Tribunal Supremo Manuel Marchena ha afirmado durante la presentación de su libro ‘La justicia amenazada’ que el número de aforados es excesivo y debería reducirse aunque «el viento que sopla vaya en dirección contraria». «Se nos ha ido la mano con los aforamientos», ha señalado en un momento en el que el asunto está de plena actualidad, después de que el líder del PSOE extremeño, Miguel Ángel Gallardo, se haya aforado a contrarreloj para llegar antes que la juez que investiga al hermano de Pedro Sánchez abriera juicio oral en su contra.
El hasta hace nada presidente de la Sala Segunda del Supremo destacó que lo que todo el mundo ve como un privilegio, el aforado presenta como un menoscabo de sus derechos, al no contar con recurso de apelación, motivo por el que ha acudido al Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
El sistema utilizado durante la presentación del libro, que se ha reeditado a los dos días de estar a la venta, ha consistido en que el escritor Lorenzo Silva le fuera preguntando sobre los asuntos que aborda en el libro, tras destacar que Marchena hace en él «una exposición divulgativa con conocimiento y rigor, de una manera serena y amena». Incluso, señaló que quizá la gente se podía «defraudar, porque, aunque entra en cuestiones espinosas, lo hace de una manera prudente, ponderada, jamás dogmática. Es una invitación a la reflexión».
Así Marchena pudo afirmar que los fiscales generales no aceptan un puesto «sino situarse en la parrilla de San Lorenzo», para destacar que su actuación se corresponde con el talante de cada uno de ellos. “En estos tiempos cuando los vientos son de desconfianza hacia el poder judicial y la fiscalía» en su opinión, «no es el momento» de entregarle al fiscal la instrucción.
O pasar a hablar de la publicidad de los procedimientos judiciales que ha pasado de ser una garantía a suponer un menoscabo de las garantías del justiciable, porque «va acompañada del fisgoneo colectivo y que acaba sin que nadie lea la sentencia». Marchena, que presidió el juicio del ‘procés’, facilitó su retransmisión para que todo el mundo pudiera comprobar que no había nada que ocultar.
Muchos magistrados
Entre los asistentes la presidenta del Tribunal Supremo, Isabel Perelló y uno de sus antecesores, Carlos Lesmes, así como los magistrados Pablo Llarena, Concepción Espejel y José María Macías. También estaba el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, Celso Rodríguez, o el vocal del Consejo General del Poder Judicial Alejandro Abascal o el exministro de Justicia Rafael Catalá.
El hasta hace nada presidente de la Sala Segunda del Tribunal Supremo hace un repaso a los asuntos que en su opinión «amenazan» a la justicia, que comienza recordando una frase del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cuando en una entrevista radiofónica contestó con un «¿de quién depende el fiscal? Pues ya está», con lo que dio a entender que actúa en función de los designios del Ejecutivo en vez de como garante de la legalidad.
A través de un exhaustivo conocimiento histórico, el magistrado argumenta por qué «el poder político no ha superado la tentación de debilitar los mecanismos constitucionalmente concebidos para el control democrático de sus decisiones» y cuando «el equilibrio» que prevé la separación de poderes «se altera, la justicia se ve amenazada«.
Entre los motivos también cita la acción popular, que se ha convertido en «un instrumento al servicio de partidos políticos o sindicatos totalmente ajenos al objeto de la investigación» o que incluso «solo busca el acceso a fuentes de prueba que luego son filtradas a los medios».