Las empresas españolas aún dedican el 10,5% de su tiempo a burocracia y papeleos relacionados con requisitos de las normativas gubernamentales. La buena noticia es que es un porcentaje menor que el que resultaba en 2021 (el 13%). La mala noticia es que el llamado «impuesto de tiempo» es mayor en España que en otras economías con similar niveles de ingreso, donde este se sitúa en un promedio del 8% de tiempo destinado a atender las cargas burocráticas.
Esta es solo una de las múltiples conclusiones que se derivan de las Encuestas Empresariales del Banco Mundial que han sido presentadas este lunes en Madrid, en la sede de la Cámara de Comercio de España, que se ha encargado del trabajo de campo en el país mediante la realización de encuestas a 1.431 altos directivos y propietarios de empresas españolas entre enero de 2024 y marzo de 2025.
A la hora de señalar cuáles son los principales obstáculos al clima de negocios, los empresarios españoles señalan, sobre todo, la falta de formación adecuada en la mano de obra (opción señalada por el 35% de las empresas encuestadas), la normativa laboral (el 18%) y las tasas fiscales (el 15,9%), muy por delante de otras cuestiones como el acceso a la financiación (5,5%), la inestabilidad política (el 5,1%), el transporte (4,4%), o la obtención de permisos y licencias de actividad (el 3,5%). Solo el 2,9% de los encuestados señalan la electricidad como un obstáculo para su actividad empresarial.
Proyecto ‘Business Ready’
«La conclusión última es que las empresas sufren a menudo una carga administrativa y regulatoria que representa un sobrecoste, dificulta el funcionamiento normal de su negocio y lastra su capacidad competitiva. Este efecto es particularmente negativo para las pequeñas y medianas empresas y supone uno de los principales frenos para su crecimiento», ha señalado el presidente de la Cámara de España, José Luis Bonet, durante el acto de presentación del informe.
Las Encuestas Empresariales recogen la opinión del sector privado global sobre los diferentes factores que condicionan el desempeño empresarial y constituyen un componente clave del proyecto insignia del Banco Mundial, ‘Business Ready’ (antiguo ‘Doing Business’). En esta edición, el informe de las Encuestas Empresariales se ha realizado para 103 países sobre la base de 250.000 entrevistas. Para el caso particular de España, se han realizado 1.431 encuestas en empresas de los sectores industriales y de servicios de más de 5 trabajadores, y para diferentes tamaños (según los criterios homogéneos para todos los países).
Las preguntas incluidas en las encuestas abarcan cuestiones como infraestructuras, comercio, finanzas, regulaciones, fiscalidad, licencias de actividad, corrupción, prácticas de gestión, economía sumergida, acceso a financiación, innovación, empleo y percepciones sobre los obstáculos para hacer negocios.
«Lo positivo» y «lo negativo» de España
A la hora de resaltar las principales conclusiones de la radiografía empresarial resultante para España, Norman Loayza, director del Grupo de Indicadores Globales del Banco Mundial, ha resaltado algunas cuestiones «positivas» y otras «negativas».
«Lo positivo es que en España, las empresas más productivas tienen a crecer más y eso genera más empleo y mayores ingresos para sus trabajadores», ha señalado Loayza. «Eso me lleva a la conclusión de la necesidad de dar más campo a las empresas más productivas. Es un proceso difícil, pues para eso hay que sacar del mercado a las menos productivas», ha añadido el experto del Banco Mundial, aludiendo al concepto de «destrucción creativa» acuñado por el economista Joseph Schumpeter.
Al resaltar los aspectos más «negativos» del clima empresarial español que aflora la encuesta, Loayza ha afirmado que «parece bastante claro que hay problemas en el área laboral». En particular, ha señalado que «el marco regulatorio de la contratación y del despido es difícil» y como botón de muestra de ello se ha referido a que «hay más litigios laborales y duran más tiempo.
Así, según los resultados de la encuesta, las empresas españolas alegan un promedio de siete semanas pagadas por despido, frente a las cinco semanas que resultan en otros países de similar nivel de ingreso que España. El porcentaje de empresas españolas involucradas en litigios laborales en los tres últimos años llega al 15% en España, frente al 6% que reporta la media de países semejantes. Además, mientras que en España los litigios laborales se resuelven en un promedio de 7 meses, el promedio del resto de países baja a 5 meses.