La noche está siendo muy larga para el levantinismo. La afición, después de varios años remando y con más de un sinsabor por el camino, pudo celebrar por fin un merecido ascenso a Primera División. Un regreso soñado a la élite. Si en las gradas de El Plantío se desató la locura, lo que se vivió en la Fuente de las Cuatro Estaciones no se quedó atrás.
Casi desde el pitido final del colegiado, cuando un goteo incesante de seguidores granota se empezó a agolpar en su lugar de festejo habitual… y no se marchó de allí hasta pasada la medianoche ya conocedora de que el equipo «por respeto a los aficionados» no iría hasta ese enclave del levantinismo en la ciudad hasta el lunes por la tarde.
La plantilla y cuerpo técnico levantinistas viajaron desde Burgos nada más acabar el partido con el anhelo y el delirio de lo acontecido horas antes. Una vez llegaron a la estación Joaquín Sorolla, el estallido de felicidad de los valientes allí presentes fue brutal. Vicente Iborra, que cumplió su promesa, fue uno de los más aclamados por la hinchada, que también se mostró especialmente cariñosa con Julián Calero, el entrenador del hito de ascender o con Carlos Álvarez, uno de los mejores jugadores de la temporada y autor de un ‘golazo’ para la historia.
La fiesta no acaba esta noche, sino que mañana tendrá lugar una rúa por la ciudad para celebrar el ascenso a partir de las 20:00 horas de la tarde que pasará por la plaza de la Reina y empezará el programa de visitas: Basílica de la Virgen, Diputación de València y Palau de la Generalitat Valenciana. De ahí se irá a la Plaza del Ayuntamiento para poner fin a los festejos por la noche en la Plaza de las Cuatro Estaciones y en el Ciutat de Valencia.