El cine de Oliver Laxe que triunfa en Cannes: potencia visual y espiritualidad

La primera palabra que puede venir a la mente al referirse a ‘Sirat’, la película con la que Oliver Laxe se alzó el pasado sábado con el Premio del Jurado en el festival de Cannes, es la de ‘potente’. En todos los sentidos, principalmente en el visual. La concepción del espacio y del encuadre, de todo aquello que recoge una cámara cinematográfica y se ve en una pantalla de cine –no es ‘Sirat’ un filme para consumir en el ordenador o la televisión; vale la pena pagar el precio de una entrada para verlo en una sala–, es formidable en esta cinta que hace avanzar considerablemente la trayectoria del director de origen gallego nacido en Francia en 1982.

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