Los amantes del true crime están de enhorabuena. La próxima semana llega a Netflix ‘La viuda negra‘, la ficción inspirada en el ‘crimen de Patraix’ que conmocionó primero a Valencia y después a toda España, al tener tintes que superaban la ficción. Pero fue real y María Jesús Montero Cantó, más conocida como Maje, fue condenada a 22 años de prisión por asesinato con alevosía, al convencer a su amante, Salva Rodrigo, de matar a su marido, Antonio Navarro, en el garaje de su vivienda en ese famoso barrio valenciano.
El estreno de la película está previsto para el 30 de mayo y cuenta con un elenco encabezado por Carmen Machi como Eva, inspectora del caso, junto a Ivana Baquero en el papel de Maje. Su amante y mano ejecutora del crimen, Salva, está interpretado por Tristán Ulloa, y se completa el reparto con Joel Sánchez, Álex Gadea, Pablo Molinero, Pepe Ocio, Ramón Ródenas, Amparo Fernández y Miquel Mars. La dirección es de Carlos Sedes y está producida por Bambú Producciones (‘Fariña’, ‘El caso Alcasser’), que han confiado el guión al mismo equipo que desarrolló ‘El caso Asunta’.
Entre todos han reconstruido esta historia que mantuvo en vilo durante varios meses a la sociedad valenciana al contener elementos verdaderamente cinematográficos. El desenlace fatal es la punta del iceberg de una vida – la de Maje -, llena de situaciones comprometidas, contradictorias y sorprendentes, dentro de un entramado emocional que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado tuvieron que desengranar.
Los cuatro amantes de Maje
Tal como relató este diario en un extenso reportaje sobre el crimen y sus antecedentes, la historia comienza en 2011, cuando Maje conoce a quien sería su futuro marido, Antonio, en Novelda. Ella tenía 20 años y él, 30. Comienzan un noviazgo a distancia que se rompe y se vuelve a retomar hasta que en 2015 compran un piso juntos en la calle Calamocha número 18 de València, por valor de 107.000 euros, además de una plaza de garaje, donde años más tarde se cometería el crimen.
Maje comenzó a trabajar en un hospital privado de València donde conoció a Salvador Rodrigo, auxiliar de enfermería en el mismo centro. Inició una relación sexual e íntima que se prolongó durante todos los años siguientes, manteniéndola vigente junto, al menos, otros dos amantes: Tomás, fisioterapeuta, y José, publicista.
Antonio descubrió la de Tomás y cerca estuvieron de cancelar el matrimonio que finalmente sí que se celebró, en 2016. Entra Jose a su vida y se enamora profundamente de él, siendo descubierta por Antonio a través de unos mensajes en el móvil. Se produce una discusión que los agentes consideraron que podría ser el germen del asesinato que se cometió después.
Tal como Maje reveló en diferentes mensajes con Salva, su marido se había convertido en un estorbo y le aseguraba que estaba siendo víctima de malos tratos. Es Salva quien decide ejecutar el crimen para quitarlo de en medio y tener vía libre con ella, sin saber que Maje planeaba su vida con Jose, no con él.
Tal como confesaron ambos a la policía, es Salva quien decide que el crimen debe realizarse en el garaje de la pareja y fijan el día 16 de agosto como la fecha idónea para ejecutar el crimen. Salva esperó a Antonio en el garaje, con las llaves que la propia Maje le había proporcionado. Lo atacó con un cuchillo y huyó. Durante cinco meses lo mantuvieron en secreto continuando con sus vidas con total normalidad, mientras se desarrollaba la investigación policial que en un primer momento se achacó a un asalto.
El desliz que descubrió el complot
Fue un ataque de celos lo que destapó el crimen. Salva, mientras hacía la declaración de la renta a su amante, descubrió que Maje tenía dos billetes a Roma para ir con Jose, el publicista. Ahí cometió el error fatal que descubrió la trama: ellos habían usado siempre dos teléfonos privados para comunicarse, pero los celos llevaron a Salva a llamarle al teléfono habitual de Maje. La policía ni siquiera sabía la existencia del auxiliar de enfermería, que destapó, con esa llamada, un móvil que los agentes ni siquiera habían valorado.
En 2020, tras un juicio seguido con gran interés mediático, Maje fue condenada a 22 años de prisión por asesinato con alevosía. Salvar, considerado cooperador necesario, fue condenado a 17 años. Durante el proceso, la figura de Maje acaparó titulares: fría, distante, segura en sus intervenciones y, según el retrato policial, manipuladora.
El caso despertó debates sobre la psicología criminal, la manipulación emocional, el papel de los medios en la construcción de figuras criminales, y también sobre el tratamiento del género en los crímenes pasionales. Se le bautizó como ‘la viuda negra de Patraix’, un apodo que marcaría su identidad pública y que ahora da título a la película que repasa todos estos hechos.