Rusia sigue siendo la principal amenaza nuclear para EE. UU.

El 22 de mayo de 2025, el Servicio de Investigación del Congreso (CRS) publicó un informe titulado Las Armas Nucleares de Rusia. Este informe ofrece un análisis actualizado y detallado de la postura nuclear de Rusia, centrándose en sus capacidades y doctrina. Se publica en medio de la guerra en curso en Ucrania, las crecientes tensiones entre Rusia y la OTAN, y el deterioro de los acuerdos bilaterales de control de armas. El documento proporciona al Congreso de los Estados Unidos una base para reevaluar las políticas de disuasión y las estrategias de reducción de riesgos en respuesta a una Rusia cuyo arsenal nuclear sigue siendo central para su estrategia militar y política.

Rusia también está llevando a cabo una modernización intensiva de sus fuerzas nucleares estratégicas, que incluye notablemente los misiles pesados SS-X-29 (Sarmat), los ICBM SS-27 Mod 2 (Yars) y los submarinos de la clase Dolgorukiy (Borei). (Fuente de la imagen: Vitaly V. Kuzmin)

Desde el estallido de la guerra en Ucrania, el presidente ruso Vladimir Putin ha dependido cada vez más de la disuasión nuclear como una herramienta de política exterior. Ha emitido amenazas nucleares directas, suspendido ciertos compromisos bajo el tratado New START de 2010 y transferido armas nucleares no estratégicas a Bielorrusia. Este cambio en la postura puede llevar al Congreso a reconsiderar sus enfoques hacia la disuasión y la mitigación de riesgos.

En cuanto a la estructura de fuerzas, una estimación no gubernamental de 2025 sitúa las ojivas nucleares desplegadas de Rusia en aproximadamente 1,718. Estas se basan en una tríada que consta de 330 misiles balísticos intercontinentales (ICBM), 12 submarinos de misiles balísticos (SSBN) equipados con 192 misiles balísticos lanzados desde submarinos (SLBM) y 58 bombarderos estratégicos. Aunque Rusia ha cesado el intercambio de datos con los Estados Unidos sobre sus fuerzas nucleares estratégicas desde 2023, afirma seguir adhiriéndose a los límites de New START, manteniendo una paridad aproximada con las estimadas 1,770 ojivas desplegadas de los Estados Unidos.

Rusia continúa manteniendo una de las fuerzas nucleares más poderosas del mundo, un legado de la Guerra Fría que ha estado en modernización activa desde la década de 2010. Según The Military Balance 2025, Rusia asigna aproximadamente el 6.7% de su PIB a defensa, lo que equivale a unos $145.9 mil millones en 2024, un aumento real de más del 40% respecto al año anterior. Este presupuesto apoya la modernización en curso de la tríada nuclear de Rusia. El país cuenta con varios ICBM, incluyendo el SS-18, SS-27 (Topol-M) y RS-24 Yars, y se prepara para desplegar el nuevo ICBM pesado RS-28 Sarmat. Las fuerzas estratégicas de Rusia también incluyen submarinos de la clase Borei armados con misiles Bulava y bombarderos estratégicos como el Tu-95MS y Tu-160, capaces de lanzar misiles de crucero nucleares Kh-55 y Kh-102.

Rusia también está expandiendo su inventario de armas nucleares no estratégicas y desarrollando sistemas avanzados, incluyendo el vehículo de planeo hipersónico Avangard, el misil balístico lanzado desde el aire Kinjal y el misil de crucero hipersónico Zircon. Estas plataformas están diseñadas para superar las defensas antimisiles occidentales y proporcionar a Moscú opciones de ataque flexibles, que van desde un uso táctico limitado hasta una retaliación estratégica a gran escala.

Dadas las mejoras en las capacidades de ataque convencional de largo alcance y defensa antimisiles de los Estados Unidos, Rusia ha expresado preocupación por la supervivencia de sus fuerzas estratégicas. En respuesta, está desplegando sistemas de entrega de próxima generación. En 2025, el general Gregory Guillot, Comandante del Comando Norte de los Estados Unidos (NORTHCOM), advirtió que, si se desplegaran, estos sistemas complicarían significativamente la detección y caracterización de un ataque nuclear entrante, dificultando así la capacidad de los Estados Unidos para responder eficazmente.

También surgieron preocupaciones en 2024 sobre las intenciones de Rusia de lanzar un satélite capaz de portar un dispositivo nuclear. Un informe de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) de 2025 señaló que Moscú considera estas capacidades contraespaciales como un elemento disuasorio contra adversarios occidentales dependientes del espacio, y un medio potencial para interrumpir o destruir sus satélites si la disuasión falla.

Desde una perspectiva doctrinal, una revisión de noviembre de 2024 de la política nuclear de Rusia describe cinco escenarios bajo los cuales el presidente ruso podría autorizar el uso nuclear: (1) datos confiables que indiquen un ataque con misiles balísticos contra Rusia o sus aliados; (2) uso de armas nucleares u otras armas de destrucción masiva contra Rusia o un aliado; (3) ataques a activos gubernamentales o militares rusos que perjudiquen las capacidades de represalia; (4) agresión convencional contra Rusia o Bielorrusia que represente una amenaza crítica para la soberanía o la integridad territorial; y (5) ataques aeroespaciales masivos que crucen las fronteras de Rusia. La doctrina también considera la agresión de un estado no nuclear, apoyado por un estado nuclear, como un ataque conjunto contra Rusia.

El enfoque de disuasión estratégica de Rusia combina capacidades nucleares y no nucleares, así como herramientas no militares, para gestionar la escalada y conducir la guerra. La Evaluación Anual de Amenazas de los Estados Unidos de 2024 afirmó que Rusia continúa expandiendo sistemas de doble capacidad como parte de esta estrategia. Los análisis occidentales de la literatura militar rusa describen una “escalera” conceptual de escalada, que involucra diversos grados de uso de sistemas de doble capacidad.

Desde 2022, Rusia ha intensificado su señalización nuclear a través de niveles de alerta aumentados, pruebas de misiles, ejercicios militares y cambios en la doctrina. En noviembre de 2023, retiró su ratificación del Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares mientras mantenía la preparación de un sitio de pruebas en el Ártico. El presidente bielorruso Alexander Lukashenko afirmó en 2024 que decenas de armas nucleares rusas fueron desplegadas en Bielorrusia. La DIA confirmó en 2025 que Rusia está mejorando su postura en Bielorrusia mediante la modernización de una instalación de almacenamiento nuclear, la capacitación de tripulaciones bielorrusas y el establecimiento de capacidades de entrega.

Algunos políticos rusos han abogado por ataques nucleares limitados y políticas declaratorias más agresivas, argumentando que la postura disuasoria actual no ha logrado disuadir la ayuda militar occidental a Ucrania. Los expertos occidentales están divididos sobre la credibilidad de las amenazas nucleares rusas. No obstante, la evaluación de la DIA de 2025 consideró que es improbable que Rusia use armas nucleares a menos que su liderazgo perciba una amenaza existencial para el régimen.

En términos de control de armas, el diálogo bilateral entre Washington y Moscú ha estado suspendido desde enero de 2022. Los funcionarios estadounidenses han expresado su disposición a reanudar las conversaciones sin condiciones previas, mientras que el presidente Putin ha descartado negociaciones mientras los Estados Unidos continúen buscando la “derrota estratégica” de Rusia a través del apoyo militar a Ucrania. Aun así, una evaluación de agosto de 2022 del Consejo Nacional de Inteligencia sugirió que Rusia podría seguir valorando el control de armas estratégicas como una forma de limitar las capacidades de los Estados Unidos.

En febrero de 2023, Rusia suspendió su participación en el Tratado New START, deteniendo las inspecciones y los intercambios de datos. Un informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos de enero de 2025 señaló que Rusia podría haber superado ligeramente los límites de ojivas del tratado, pero no llevó a cabo despliegues a gran escala. El informe concluyó que, aunque no se puede certificar el cumplimiento, el comportamiento de Rusia no representa actualmente una amenaza para la seguridad nacional de los Estados Unidos. Sigue siendo incierto si Moscú optará por expandir sus fuerzas nucleares estratégicas después de que New START expire en febrero de 2026.

La Comisión del Congreso sobre la Postura Estratégica de los Estados Unidos de 2023 instó a los Estados Unidos a prepararse para desafíos nucleares simultáneos de Rusia y China. Es probable que el Congreso considere pronto las recomendaciones de la comisión sobre la mejora de las capacidades convencionales y nucleares, la coordinación de alianzas y la gestión de riesgos de adversarios.

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