Y, finalmente, Saras lo logró. A seis Final Fours ha tenido que viajar Jasikevicius para lograr, al fin, lo que consiguió cuatro veces como jugador, más que nadie en la historia: ganar la Euroliga. A los mandos del Fenerbahce, el entrenador lituano se quita sus cinco espinas pasadas, tres con el Barça, una con el Zalgiris y la del año pasado ya en el banquillo turco. El Mónaco, un soplo de aire fresco para la asentada aristocracia del baloncesto europeo, fue su víctima este domingo en Abu Dabi.
La gloria para los monegascos, entrenados por otro mito, Vasilis Spanoulis, tendrá que esperar. Ahora es para el Fenerbahce, que celebra el segundo título de su historia tras el de 2017 y que toma el relevo del Panathinaikos, ganador del título el año pasado y su víctima en la semifinal del viernes.
Guduric, MVP
El MVP Guduric, Hayes-Davis, Hall y Baldwin guiaron al Fenerbahce hacia una gloria que el club necesitaba como el comer, tantos proyectos faraónicos estrellados contra la pared en los últimos tiempos. Una victoria trabajada a fuego lento durante los tres primeros cuartos hasta la eclosión final en el parcial de cierre.
Marko Guduric fue el mejor jugador del Fenerbahce en la final de la Euroliga. / RYAN LIM / EFE
La conocida pasión de la hinchada turca y su mayor cercanía con Abu Dabi, sede emiratí de la Final Four, propiciaron que la afición del Fenerbahce fuera abrumadora mayoría en las gradas. Gasolina para un Mike James que quería reivindicarse. Como siempre. Él lideró a su equipo en un primer cuarto igualado (20-18), en el que el Mónaco se afanó en negarle a su rival los triples con los que lleva toda la temporada masacrando a sus rivales.
Igualdad en tres cuartos
Lo consiguió y después aprovechó el acierto de Diallo para colocarse nueve arriba mediado el segundo cuarto (32-23). Fue entonces cuando Hayes-Davis y Hall agarraron la final por los cuernos, aprovechando la mayor profundidad del banquillo del Fenerbahce, para asestar un parcial de 1-12 y conservar el empate técnico en el descanso (33-35).
La igualdad se mantuvo en el tercer cuarto, mientras el ritmo anotador se aceleraba (no era difícil). Los triples empezaron a fluir al final del parcial y el Fenerbahce aprovechó unos minutos de inspiración de Baldwin y Hayes-Davis para arrancar el último asalto en ventaja (51-54).
El Fenerbahce rompe la final
Aprovecharon esa inercia los turcos para romper la final. De repente, al Mónaco se le hizo minúsculo el aro, mientras Spanoulis se desesperaba desde el banquillo, mientras Fenerbahce mantenía el ritmo anotador. No muy elevado, pero suficiente para ir alargando la ventaja hasta la decena de puntos.
El partido se le puso totalmente cuesta abajo al Fenerbahce y el Mónaco ya no supo cómo sacar la cabeza del agujero. Lo intentaba con acciones individuales, pero el nivel de la defensa turca se había puesto por las nubes. Se llegó a acercar a cinco puntos, pero ya le resultó imposible impedir la coronación de Fenerbahce. Y de Jasikevicius.