Cinco ascensos a Primera División tiene registrados el Levante a lo largo de sus más de cien años de historia. Parecen pocos, pero cada uno de ellos cuenta con un valor tan incalculable que inevitablemente forman parte de la eternidad de un club y de una afición que, en Burgos, pueden conseguir su sexta vuelta a la élite del fútbol español. En el campo de Vallejo fue el primero y los dos últimos se lograron en el Ciutat de València, pero, entre medias, la afición coleccionó a su lista de estadios inolvidables el de Chapín y el Camp d’Esports. Jerez y Lleida son Tierra Santa para el levantinismo. Dos ciudades en las que se subió a Primera División en diferentes contextos, pero cuyas calles no ocultaron su alegría y emoción de ver a un club tan resiliente volver a codearse con los mejores. Sin embargo, Orriols quiere clavar una chincheta más en el mapa con Burgos como punto de conquista, con la única ilusión de que la ciudad castellano-leonesa forme parte de la eternidad granota.
Para volver a tocar el cielo costó sangre, sudor y lágrimas. Más de las que hubiera permitido y deseado cualquier granota, ya que no supo lo que era militar en Primera División durante 41 años. Quién sabe si cuatro décadas de travesía valieron la pena, pero lo que se vivió en Chapín el 4 de junio de 2004, con más de 2.000 levantinistas en las gradas, fue inexplicable. Después del partido frente al Xerez CF faltaban dos jornadas, pero el cuadro de Manolo Preciado no quiso posponer la celebración ni especular con su destino. Sin embargo, costó mucho ganar en Chapín. El Levante tuvo que reponerse al tanto de Canito, pero un gol de Reggi picándosela por encima del portero, mediante un sutil toque de dibujó una parábola legendaria hacia el fondo de la red, y una pena máxima transformada por Rivera, llevaron a la gloria a un Levante para la posteridad.
La vuelta a la élite del fútbol español, sin embargo, tuvo la negativa consecuencia de descender a Segunda División un año más tarde, quedándose a 2 puntos de la salvación tras una dolorosa derrota en el antiguo Madrigal. El temor a vagabundear por las catacumbas del fútbol español estuvo muy presente entre la gente granota, pero bastó una temporada solo para ascender a Primera División. Parecía impensable después de una montaña rusa de resultados que se llevó por delante a José Luis Oltra en la décima jornada del campeonato. Sin embargo, Mané recogió el testigo y levantó al equipo hasta llevarlo a la última fecha de la competición en una tercera posición, cuyo puesto permitía subir de forma directa por aquel entonces, que no dejó escapar. Mustapha Riga, cazando un rechace del portero, se convirtió en el héroe del ascenso el 17 de junio de 2006, en el Camp d’Esports de Lleida y ante 5.000 levantinistas que celebraron el regreso a la élite por todo lo alto. 19 años después, y tras dos ascensos en el Ciutat, el Levante sueña con que Burgos se convierta también en Tierra Santa. Un ascenso a Primera sería suficiente. Costará mucho, ya que el Burgos no pondrá facilidades, pero, arropado por más de 2.000 granotas, lo peleará hasta el final.