Durante décadas, el pelaje naranja de los gatos ha sido un misterio teñido de especulaciones y mitos. Ahora, un equipo internacional de científicos ha desvelado la causa molecular: una eliminación de 5,1 kilobases en el gen ARHGAP36, ubicado en el cromosoma X, que altera la expresión genética en las células pigmentarias y desencadena la aparición del característico color naranja. Un mecanismo biológico inédito en el reino animal.
El vibrante pelaje naranja es un rasgo distintivo que ha fascinado tanto a dueños de gatos como a científicos. Su marcada asociación con el sexo del animal era una pista clave, pero la explicación genética exacta se había resistido. Un exhaustivo estudio, publicado en la prestigiosa revista Current Biology , ha logrado finalmente desentrañar este misterio, identificando con precisión tanto la mutación responsable como el proceso que tiñe de naranja a estos felinos.
La investigación señala que esta eliminación específica en el gen ARHGAP36 es la clave. Curiosamente, este gen normalmente no participa en dar color al pelaje. Su función principal está en los tejidos donde interactúan el sistema nervioso y las glándulas hormonales, y también está implicado en procesos de desarrollo e incluso en algunos tipos de cáncer. De hecho, en ratones, humanos y gatos que no son naranjas, este gen no se activa en los melanocitos, que son las células especializadas en producir el pigmento del pelo y la piel.
Miau-tación
Esta «miau-tación», como algunos la han apodado cariñosamente, consiste en que falta un trozo de ADN dentro de una sección del gen ARHGAP36 que no contiene instrucciones directas para fabricar la proteína del gen, sino que ayuda a regular cuándo y dónde se activa el gen. Es fundamental destacar que la proteína ARHGAP36 en sí misma no cambia. Esto es importante, ya que una alteración en la propia proteína podría ser perjudicial, dadas sus otras funciones vitales en el organismo. En lugar de eso, la pieza faltante de ADN afecta a cómo se «lee» y utiliza el gen, provocando que se active donde no debería: en las células productoras de pigmento.
Cuando el gen ARHGAP36 se activa de forma incorrecta en estas células pigmentarias, interfiere con el proceso normal que da color al pelaje. Para entender cómo ocurre esto, el estudio se centró en las gatas calicó y carey. Estas hembras son un modelo perfecto porque tienen parches de distintos colores en su cuerpo, lo que permite comparar directamente las zonas naranjas con las de otros colores en el mismo animal. Los análisis revelaron que en los parches de piel naranja de estas gatas, donde el gen ARHGAP36 con la mutación estaba activo, su actividad era muy alta. De manera crucial, esta alta actividad de ARHGAP36 en las zonas naranjas estaba directamente relacionada con una menor actividad de muchos otros genes que son necesarios para fabricar los pigmentos oscuros (como el negro o el marrón).
Así, este desequilibrio parece «apagar» la producción de eumelanina (el pigmento oscuro) y, en su lugar, favorece la producción de feomelanina, que es el pigmento claro responsable del color naranja. Este mecanismo para conseguir el color naranja es diferente al que se observa en otros mamíferos con pelajes rojizos, como los tigres o los perros golden retriever, donde las mutaciones suelen afectar a otros genes y no muestran esta conexión tan directa con el sexo del animal.
Por qué la mayoría de los gatos naranjas son machos
La localización del gen ARHGAP36 en el cromosoma X es la razón fundamental de que veamos muchos más machos naranjas que hembras. Los machos tienen un cromosoma X y un cromosoma Y (XY). Si su único cromosoma X lleva la mutación del gen ARHGAP36, serán completamente naranjas.
Las hembras, en cambio, tienen dos cromosomas X (XX). Para ser completamente naranjas, necesitarían heredar la mutación en ambos cromosomas X, lo cual es estadísticamente mucho menos probable. Si una hembra hereda la mutación naranja en solo uno de sus cromosomas X y en el otro tiene la versión normal del gen (que produciría, por ejemplo, color negro), se convierte en una gata carey o calicó. Esto ocurre debido a un fascinante proceso llamado inactivación del cromosoma X.
Mosaico cromático
En las primeras etapas del desarrollo de un embrión femenino, en cada una de sus células, uno de los dos cromosomas X se desactiva al azar. Todas las células que desciendan de esa primera célula mantendrán desactivado el mismo cromosoma X. El resultado es un mosaico: algunas áreas de su piel tendrán activo el cromosoma X con el gen naranja, y esas zonas serán naranjas; otras áreas tendrán activo el cromosoma X con el gen para el otro color, y esas zonas serán, por ejemplo, negras o marrones. El estudio confirmó que el gen ARHGAP36, efectivamente, está sujeto a este proceso de inactivación.
Los investigadores identificaron la eliminación de 5,1 kilobases comparando el ADN de gatos con pelaje naranja (incluyendo calicós y careys) con el de gatos no naranjas. La pieza faltante de ADN se encontró exclusivamente en el grupo de gatos naranjas. En las hembras calicó, que son heterocigotas (es decir, tienen una copia del gen con la eliminación y otra sin ella), esto encaja perfectamente con su pelaje en mosaico. Análisis con más muestras, hasta un total de 67 gatos, confirmaron una conexión del 100% entre la eliminación de este fragmento de ADN y el pelaje naranja. La región de ADN que falta contiene una secuencia que se ha mantenido muy similar a lo largo de la evolución en diferentes especies, lo que sugiere que es importante para regular cómo y cuándo se activan los genes cercanos, como ARHGAP36.
Referencia
A deletion at the X-linked ARHGAP36 gene locus is associated with the orange coloration of tortoiseshell and calico cats. Hidehiro Toh el al. Current Biology, May 15, 2025. DOI: 10.1016/j.cub.2025.03.075
Más allá del color: implicaciones del descubrimiento
Este descubrimiento no solo resuelve un antiguo enigma felino, sino que también destaca la importancia de las mutaciones en las regiones reguladoras del genoma (las que controlan la actividad de los genes) como una fuerza que impulsa la diversidad de rasgos que vemos en la naturaleza. La eliminación específica parece ser común en los gatos domésticos con pelaje naranja de todo el mundo, lo que sugiere que esta característica surgió una sola vez en la historia evolutiva del gato y luego se extendió.
Aunque muchos dueños de gatos naranjas les atribuyen personalidades especialmente extrovertidas o «caóticas», no existe por ahora evidencia científica sólida de que esta mutación específica en la piel influya directamente en el comportamiento. Es posible que esta percepción popular se deba simplemente a que la mayoría de los gatos naranjas son machos, y los machos, en general, pueden mostrar tendencias de comportamiento diferentes a las hembras, independientemente del color de su pelaje.
Estudios futuros
No obstante, dado que el gen ARHGAP36 también se activa en otras partes del cuerpo, como en áreas del cerebro y en glándulas productoras de hormonas, los investigadores no descartan realizar estudios futuros sobre posibles efectos que vayan más allá del color del pelaje.
Además, como el gen ARHGAP36 también existe en los humanos y se ha relacionado con ciertas condiciones médicas, estos hallazgos en gatos podrían, de forma inesperada, tener relevancia para la salud humana. Es interesante recordar, como destacan los autores del estudio, que las primeras investigaciones genéticas sobre el color naranja en los gatos domésticos contribuyeron hace décadas al descubrimiento de cómo se heredan los rasgos ligados al cromosoma X en los mamíferos.
Los científicos también tienen planes para investigar el origen exacto de esta mutación, quizás analizando el ADN de gatos antiguos, como los que fueron momificados en el antiguo Egipto, para ver si ya existían gatos naranjas en aquella época.