Ha tenido en sus casi 68 años de historia La Romareda misiones de todo tipo, mucho más heroicas y en caminos de mayor nivel y enjundia y con otras metas más gloriosas que la actual, prosaica y vulgar, pero en todo caso y del mismo modo tan real como vital. El Real Zaragoza, en la despedida de su viejo templo, del lugar que le ha acompañado durante tanto tiempo y que ha sido escenario de grandes gestas, se juega frente a un Deportivo ya casi de vacaciones cerrar la permanencia en la categoría de plata, un escenario de por sí ya impropio, unos días antes de que este estadio sea derribado para volver en 2027 a la que ya será la Nueva Romareda. Pasado vivido, presente necesario y futuro en forma de permanencia que permita dibujar nuevos horizontes de ascenso una vez acabada esta terrible y agónica temporada.
Tienen en la mano Gabi y sus chicos sellar esa conquista, con un ojo mirando a un Eldense-Racing donde en caso de derrota alicantina ya dará igual el resultado de La Romareda, aunque nadie dude que el templo se merece la despedida en forma de victoria. Si la logra, el Zaragoza no tendrá que mirar a ningún sitio más, si iguala el resultado que firme el equipo local en el Pepico Amat, tampoco. Todo lo que sea no sellar la permanencia este domingo por la tarde y dejarse algún deber pendiente para el epílogo liguero en Castalia, también ante un rival que no podrá nada en juego al estar salvado, supondrá un fracaso mayúsculo para los de Gabi, al margen de añadir más sufrimiento a la temporada que más ha disparado la frecuencia cardiaca y de ansiedad de la hinchada zaragocista desde el descenso en 2013.
Por todo ello, sobre todo por esta Romareda que dice adiós y por una sufrida afición que no merece tantas dosis de agonía, es absolutamente vital que el equipo, en un estadio con la mejor entrada del curso, refrende y ponga el sello a la salvación para la que Gabi llegó a mediados de marzo y con un Zaragoza hundido con Ramírez, que no pudo levantar la escuadra que dejó herida antes el dimitido Víctor. Más allá de argumentos futbolísticos, que no le han sobrado, el madrileño ha logrado traer calma social en el entorno del equipo y ha mejorado lo suficiente los números, con 12 puntos de 27, para tener el objetivo a mano. De hecho, su mejor virtud ha estado en una Romareda que era un sumidero total hasta que llegó, con 7 derrotas en 15 duelos, y en la que no se ha perdido bajo su batuta, logrando dos triunfos y tres empates.
El último empujón lo quiere dar ahí, en un partido donde no estarán por lesión Keidi Bare y Lluís López y en el que planea varios cambios en el once con los regresos del fijo Guti tras su sanción en Oviedo, donde se vio al Zaragoza más serio del curso golpeado por el árbitro, de Vital, por el mencionado Lluís, y de Calero, de lateral para que Francho pase al medio. Tasende, renqueante en el sóleo, apunta a seguir en la izquierda.
Un rival con bajas
El Deportivo, que ha sumado 27 puntos a domicilio y que es un rival peligroso por la velocidad de su ataque, además de que tiene cuentas pendientes con el Zaragoza en la historia reciente, se presenta con una buena colección de bajas (Jurado, Ximo, Barcia, Mella, Zakaria y el sancionado Barbero), con muchos canteranos y con Yeremay, estrella del equipo, tocado y previsible suplente y, sobre todo, con más vista puesta en el futuro, donde el exzaragocista Fernando Soriano, su director deportivo, debe decidir la continuidad de Óscar Gilsanz, que en el partido en Zaragoza, donde solo pone en juego el honor y el orgullo. La misma vida sitúan en la balanza los de Gabi y lo hacen en un sentido adiós a su templo, en su última misión.
Alineaciones probables
Real Zaragoza: Poussin; Calero, Jair, Vital; Arriaga, Francho, Guti, Pau Sans; Adu Ares y Soberón.
Deportivo de La Coruña: Parreño; Petxarroman, Pablo Vázquez, Jaime, Escudero; Villares, Denis Genreau; Diego Gómez, Patiño, Cristian Herrera; y Bouldini.
Árbitro: Eder Mallo Fernández (Comité Vasco)
Estadio: La Romareda
Hora: 18:30