La cumbre que tradicionalmente se ha conocido como mallo de Chan de Sastre en el pueblo de Borau, en la comarca de la Jacetania, se llama oficialmente desde el pasado 3 de marzo General Garrido. Así se ha publicado en el Boletín Oficial de Aragón (BOA) recuperando una costumbre en desuso de denominar rutas, vías o puntas con los nombres de montañeros o personas destacadas en el campo del alpinismo. En este caso, el general Rafael Garrido Gil fue asesinado por ETA en San Sebastián en 1986 y tenía una intensa relación con la montaña aragonesa.
El cambio en el Nomenclátor Geográfico de Aragón, autorizado por el Instituto Geográfico de Aragón, ha causado sorpresa entre algunos colectivos montañeros y de defensa del patrimonio toponímico por lo que supone de renuncia a las denominaciones tradicionales que se están tratando de recuperar y consolidar en los últimos años.
El proceso para llegar a este momento ha sido peculiar. Detrás de la propuesta se encuentra el polémico ecologista radical y montañero, Jesús Vallés, de actualidad en los últimos meses por haber saboteado las clavijas de Cotatuero, en el parque nacional de Ordesa y Monte Perdido.
Reconoce que aunque el militar no murió directamente en la montaña, conocía «muy bien la zona» por su relación con la Escuela de Montaña de Jaca. En al año 2023 ya colocó por su cuenta un cartel para difundir la nueva denominación y se dirigió a Instituto Geográfico de Aragón para pedir el cambio. «Es un buen homenaje cuando se van a cumplir 40 años del atentado, y a efectos prácticos no tiene nombre», dice.
El director general de Ordenación del Territorio, Carmelo Bosque, señala que la modificación ha recibido el visto bueno del Consejo de Cartografía de Aragón y precisa que pueden convivir sin problemas una denominación oficial con una popular. «Se le reconocen los méritos, no por militar, sino por haber salvado a personas en situación de riesgo en la montaña», indica.
El pico asignado para el homenaje a la víctima del terrorismo tiene 2.248 metros y una cima como un filo de cuchillo que por su dificultad no suele ser muy recorrida por los montañeros.
La nueva denominación ha pasado desapercibida, en todo caso, debido a la falta de comunicación pública de la modificación. En la propia Asociación de Víctimas del Terrorismo aragonesa desconocían tanto la propuesta como el proceso de asignación del pico. Y lo mismo sucede en el ámbito deportivo en la Federación Aragonesa de Montañismo. «No ponemos en duda el reconocimiento, pero si ha sido una decisión unilateral no nos parece acertada, puesto que estos cambios siempre se tienen que hacer con el consenso del territorio», manifiesta su presidente, Javier Franco.
La entidad asume que existen picos y áreas que tienen nombres de alpinistas «por razones históricas», pero señala que ya no es una práctica habitual puesto que la tendencia en la montaña es tratar de que prevalezca la nomenclatura territorial.
Esta misma opinión sostienen en la fundación Benito Coll de defensa del patrimonio aragonés. «El nombre general Garrido puede figurar en calles, en pabellones o en cualquier otra obra humana, pues esta es una forma tradicional de homenajear a una persona destacada que ya no está», señalan para indicar que no es buena idea «comenzar a rebautizar montañas cambiando sus nombres tradicionales por el de personas destacadas, sean montañeros o no, pues no es el lugar adecuado donde inmortalizar su recuerdo».
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