El Golden Dome de Trump detendrá la guerra antes de que comience

El presidente Donald J. Trump ha anunciado oficialmente planes para construir un sistema de defensa antimisiles de próxima generación. Lo llama la «Cúpula Dorada», y yo, por mi parte, no podría estar más emocionado de ver que los dólares de los contribuyentes estadounidenses se destinan, para variar, a defender a Estados Unidos.

Presentada esta semana junto al secretario de Defensa, Pete Hegseth, la Cúpula Dorada es un proyecto de 175 mil millones de dólares destinado a hacer algo que el régimen de Biden nunca priorizó: proteger el territorio estadounidense de un ataque extranjero. Y escuchen esto: se espera que esté completamente operativa para el final del mandato de Trump. Eso es lo que parece un liderazgo verdadero.

Según Trump, esta cúpula podrá interceptar cualquier cosa: misiles hipersónicos, misiles balísticos, misiles de crucero, incluso misiles lanzados desde el otro lado del mundo o desde el espacio. Eso no es solo defensa nacional. Es disuasión de otro nivel.

Si la idea les suena familiar, es porque Ronald Reagan alguna vez soñó con ella. Su Iniciativa de Defensa Estratégica, burlada por la izquierda como «Guerra de las Galaxias», fue una visión audaz que nunca recibió el apoyo que merecía. Trump finalmente está haciendo realidad ese sueño.

El nombre es un guiño patriótico al Domo de Hierro de Israel, que ha salvado innumerables vidas. ¿La versión de Trump? Más grande, mejor y enfocada en nuestra patria. Los primeros 25 mil millones para financiar este proyecto están incluidos en el «Proyecto de Ley Grande y Hermoso» de Trump, que actualmente se debate en la Cámara.

Es mucho dinero de entrada, pero a largo plazo, es una gran inversión, porque inevitablemente reducirá la necesidad de intervenciones extranjeras. Durante décadas, Washington ha canalizado billones a guerras extranjeras basándose en la idea de que «tenemos que pelear con ellos allá, o pelearemos con ellos aquí». Esa lógica nos ha costado demasiadas vidas estadounidenses, ha perjudicado nuestra economía y ha destruido la confianza pública en casi todas las instituciones de Washington. Pero con la Cúpula Dorada de Trump —y sus sólidas políticas fronterizas— es difícil imaginar una guerra hipotética que pueda llegar a nuestro suelo desde un país extranjero. ¡El argumento de Washington para guerras interminables ha sido desmantelado!

Como era de esperarse, los sospechosos habituales están molestos. China dice estar «seriamente preocupada» y advierte que la Cúpula Dorada podría «socavar el equilibrio estratégico global». ¡Bien! Tal vez deberían preocuparse más por no lanzar misiles en primer lugar.

La Cúpula Dorada es la prueba de que «Estados Unidos Primero» no es solo un eslogan. Es una estrategia. Es un escudo. Y es la definición misma de la paz a través de la fuerza (y sí, tengo eso tatuado en mi brazo en latín, porque siempre me ha encantado).

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