Cuarenta metros de muralla medieval. Esto es lo que ha quedado al descubierto tras los derribos en los últimos días de los edificios del número 42 al 48 en la esquina del parque del Muelle, marisma hace siglos, que mira a la ría. Se aprecia, en este tramo de cerca defensiva, un lienzo exterior, uno interior y un adarve o paso de ronda, que era, en su momento, sitio de fusileros. Con las primeras demoliciones ejecutadas en el sector nordeste de la muralla por Erri-Berri también se ha dejado al descubierto la capilla funeraria de Las Alas, de estilo gótico: «Esto es algo fundamental y complementario a esta intervención», aplaudió ayer el concejal de Obras, Pelayo García. En el solar del número 40, de acuerdo al plan de la muralla, se prevé levantar un nuevo edificio, posible centro de interpretación de la muralla y con un paso peatonal hacia la plaza de Carlos Lobo. Para evitar daños a la citada capilla se instaló un andamiaje específico y lo que falta por demoler se hará a mano, según explicaron ayer los expertos.
Hasta el momento la actuación avanza en plazos incluso mejor de lo previsto. Tanto es así, según avanzó ayer García en la visita a los trabajos, que no habrá más cortes de carretera en horario nocturno en la calle del Muelle. La previsión era que los trabajos de demolición se prolongaran durante unas dos semanas, pero en tres horas y 45 minutos , según Pablo Riera, de Erri-Berri, con máquinas «de gran tonelaje pero precisas» se destapó parte de una cerca defensiva que llevaba al menos dos siglos escondida en el entramado urbano de Avilés. «Ya está hecho el trabajo más bruto o menos fino y ahora empieza el de menudeo», dijo García. ¿El siguiente paso? Son varios, así lo explicó la restauradora Noelia Fernández, de Castrum: «Ahora comienza una fase en la que haremos conservación preventiva y, posteriormente, se hará una intervención de restauración. Pero por el momento vamos a intentar limpiar y eliminar alteraciones».
En los metros de muralla medieval descubiertos tras las demoliciones se aprecian ladrillos, por ejemplo. Esta fase de conservación preventiva se prolongará dos o tres meses.
«Vamos a hacer también tareas de arqueología, dependiendo de los restos que se encuentren. La arqueología y restauración es un trabajo interdisciplinar. Vamos a intentar tener toda la documentación posible de la muralla, y para esto vamos a hacer imágenes en 3D para identificarla e interpretarla desde un punto de vista arqueológico y también vamos a pasar el georadar por esta superficie para saber los elementos constructivos que podemos tener en el subsuelo», afirmó.
Alejandro García, profesor de Arqueología de la Universidad de Oviedo, confesó estar «muy ilusionado con este proyecto de investigación arqueológica y recuperación urbanística». «Hay que tener en cuenta que la muralla de Avilés en los últimos 200 años ha sufrido un proceso de destrucción y agresión, sobre todo en siglo XIX, y, de hecho, había dudas si quedaba parte de esa cerca que defendía y envolvía el núcleo histórico. En 2020 hicimos sondeos y tuvimos pistas de que aquí había vestigios de entidad y ahora se confirma: hay cuarenta metros lineales, de momento, de cerca defensiva. Desde el punto de vista histórico y arqueológico es muy interesante», afirmó.
Y agregó: «Estamos viendo parte de la muralla de la villa de Avilés que se construye en torno a 1100. Aquí, en la época medieval y moderna, estaríamos sobre agua. Eso habrá que recrearlo virtualmente. Esa agua actuaba sobre la cimentación y eso supone reformas y, seguramente, en el siglo XVII es cuando se produce una reforma de toda la muralla y es cuando se construye el lienzo exterior, interior y el adarve que ahora vemos». El reto, a juicio de García, es cómo explicar a los avilesinos lo que es una muralla urbana, su proceso histórico y cómo se adapta al Avilés actual. La cerca defensiva está llamada a ser un reclamo turístico más.
En cuanto al posible destape de más metros, el experto universitario prefirió ser cauto: «Si en el resto de solares se confirma que hay seguiremos con el estudio». Por el momento hay cuarenta metros lineales de muralla ya al aire, con un grosor, además, bastante regular, entorno a los 2,40 metros, que es, precisó, lo habitual en este tipo de estructuras. Ahora queda seguir conociendo datos de la muralla, como, por ejemplo, saber con exactitud qué tipo de piedra la forma, conservarla, limpiarla y dignificar un patrimonio que lleva dos siglos oculto. Se trata de airear el monumento que había escondido la historia detrás de viviendas.
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