El que abrió plaza, con más presencia de toro que de novillo, desarmo al novillero local, muy dispuesto y entregado ante un noble enemigo con el que anduvo firme con ambas manos. La voluntad de Fuentes Bocanegra, que se presentó junto a la terna en el albero califal, dedujo entrega y franqueza, mejor con la diestra.
Ante el cuarto, con menos opciones y errático con el acero, expuso, llegando a recibir una voltereta sin consecuencias.
Javier Zulueta cortó un apéndice ante el segundo en saltar al coso, también imponente y con astifina encarnadura. Lo mejor llegó al final, donde el novillero alternó las dos manos con brillo.
Con el quinto también se mostró docto pero menos sólido Zulueta, concretando solo al aprovechar las inercias de las series. Pudo bajar la mano y ligar, pero con intermitencia.
Mayor sensación causó Lolo Quintana, que se presentó también como local ante su afición. Estético, profundo y maduro, toreó con elegancia al tercero, con un capoteo inagotable que levantó a la grada. Se mostró dispuesto con la tela, ejerciendo con conocimiento y siempre con capacidad.
En el último, faena de peso, por encima de su enemigo, menos compacta, pero más valiosa y con definición. Promete el novillero.
