El Nápoles de Antonio Conte le ha ganado el pulso al Inter de Milán y se ha coronado campeón de la Serie A después de imponerse al Cagliari por 2-0 y dejar en intrascendente la victoria de los de Simone Inzaghi ante el Como (0-2). ‘Gli Azzurri’ han hecho historia sobre el césped de un vibrante Estadio Diego Armando Maradona, al conseguir el cuarto ‘Scudetto’ de toda su historia que les ha permitido superar a la Roma y convertirse en el octavo equipo con más campeonatos nacionales del país.
Los del sur de Italia estaban obligados a ganar para asegurarse el título y evitar que el Inter pudiera llevárselo para el Duomo. Ambos equipos comenzaban el partido con un solo punto de diferencia y el Nápoles no falló, haciendo que los ‘nerazzurri’ perdieran el segundo trofeo de la temporada después de que el Milan les eliminara de la ‘Coppa’ el pasado mes de abril.
Maradona, un recuerdo siempre vivo
Tras este triunfo, los del sur de Italia han conquistado su segunda Liga en los últimos tres años, demostrando que están atravesando uno de sus mejores momentos que solo puede ser superado por la inigualable figura de Maradona. Y es que el Pelusa, dios y estrella en la Campania, fue capaz de llevar hasta a la gloria a un club modesto que tan solo había ganado una Coppa en sus primeros 60 años de historia. El ’10’, en los ocho años que jugó en el viejo San Paolo, consiguió levantar los primeros dos títulos ligueros de la entidad, en 1987 y 1990, además de la UEFA, único título europeo que ha conseguido el Nápoles en toda su trayectoria.
Maradona llevó al Napoli a conseguir sus dos únicos títulos de liga en 1987 y 1990 / Getty Images by PANENKA
Ahora, cinco años después de su fallecimiento, como si de un milagro divino se tratara, su querido Nápoles ha vuelto a ganar. Los ‘Azzurri’, sobre el césped del estadio que lleva su nombre, han conseguido un triunfo muy sólido, poniendo el broche de oro a una temporada sensacional comandada por Antonio Conte, quien ha ganado su quinto ‘Scudetto’ y ha igualado a mitos como Fabio Capello y Marcello Lippi. El técnico italiano, que llegó el pasado verano después de una convulsa etapa en el Tottenham Hotspur, ha sido capaz de levantar a un equipo que no firmó una buena actuación la temporada pasada, terminando décimo fuera de cualquier posición europea.
Al de Lecce no le ha temblado el pulso en ningún momento y se desprendió de piezas clave para Luciano Spalletti, técnico del tercer ‘Scudetto’, como Kvaratskhelia, que se fue por 70 millones al PSG; o Piotr Zieliński. En cambio, apostó por una política de fichajes en la que ha combinado a jugadores sin minutos en sus clubes con proyectos de futuro que le ha salido a la perfección. Ejemplos claros del primer tipo de futbolistas serían Scott McTominay, Romelu Lukaku o David Neres, todos jugadores de segunda línea en sus antiguos clubes y que han sido claves para devolver a la gloria al conjunto ‘Azurri’ .
Una ciudad que se está acostumbrando a ganar
Otro de los éxitos del exentrenador de Chelsea, Inter y la selección italiana, entre otros, ha sido la regularidad, una de las señas de identidad del italiano. Y es que su equipo ha conseguido ser líder en 22 de las 38 jornadas de campeonato, registrando unos números brillantes en la competición doméstica, donde tan solo ha perdido cuatro partidos. Las estadísticas de la presente temporada con el conjunto italiano se asemejan mucho a las que consiguió en el Chelsea en 2017, cuando conquistó su primera y única Premier League. En ese entonces, Conte se hizo cargo de un Chelsea que había quedado también en décima posición la última temporada y a través de la regularidad -fue líder en 26 de las 38 jornadas- consiguió levantar la sexta liga de la entidad ‘Blue’.
Tras esta magnífica temporada, la ciudad que duerme bajo la sombra del Vesubio vuelve a estar de fiesta. Los napolitanos, como hacían cuando Maradona calentaba al ritmo de ‘Live is Life’, se están acostumbrando a ganar y lo están haciendo contra sus acérrimos enemigos: Los equipos del norte. Esta temporada, el Inter ha sido su víctima, como lo fueron antaño equipos como la Juventus o el Milan, entidades que dominaban el fútbol e Italia y fueron desafiados por un pequeño argentino de metro sesenta y cinco que enseñó a una ciudad, históricamente marginada por esos mismos equipos, que podían ser los reyes del país.