Hace menos de un mes, en la pista Manolo Santana de Madrid, Matteo Arnaldi venció en dos sets a Novak Djokovic y aumentó las dudas del serbio, que acabó bajándose de Roma. En Ginebra, se volvieron a encontrar y el resultado fue diferente, con un gran Nole que se llevó la victoria ante el italiano (6-4, 6-4) y está en semifinales del torneo.
En el día de su trigesimoctavo cumpleaños, Nole salió con más ganas que nunca. El serbio está poniendo a tono su agresividad en los golpeos, siendo consciente de que en Roland Garros tendrá que acortar puntos si quiere aguantar la exigencia física de un Grand Slam de dos semanas.
Muy efectivo con el servicio, Djokovic no permitió ni una sola oportunidad de rotura a su rival durante el set. En cambio, desde el resto apretaba con fuerza, con constantes subidas a la red y cambios de golpeo. Es decir, Novak Djokovic en estado puro. Más fresco que en otras ocasiones, el serbio llegaba a todas las bolas del italiano.
Novak Djokovic, durante el partido / EFE
Nole consiguió romper el saque de Arnaldi y aguantar el resultado hasta el final del primer set para apuntarse el 6-4. Muy dentro del partido y con la motivación de ganar a su verdugo en Madrid y demostrar que todavía tiene nivel de sobras para ganar con comodidad a rivales de entidad en el ranking.
Al inicio del segundo set, la dinámica cambió y durante unos minutos se repitió el patrón de Madrid. Un Arnaldi mucho más acertado y un Djokovic más ‘fallón’. El italiano rompió en la primera oportunidad de break que tuvo en el partido y el serbio se desesperó, estrellando la raqueta contra el suelo y con signos evidentes de enfado.
La versión de Djokovic enfadado que todos conocemos aparecía en escena cuando menos se esperaba. Y realmente le funcionó. Arnaldi confirmó el break con su servicio para ponerse 4-1 arriba… pero no ganaría ni un juego más en el partido. El serbio se puso el mono de trabajo y ganó los cinco siguientes juegos como si nada.
A semifinales
Con rabia, mucha rabia, celebró una victoria que lo sitúa en semifinales de Ginebra. Aunque el triunfo es mucho más que eso. Es la señal de que el serbio sigue con la capacidad de remontar partidos como un candidato a todo y de que físicamente está fresco para todo lo que se avecina.
Y lo que se avecina es París. El de Belgrado ya utilizó Ginebra el año pasado como torneo de preparación y esta temporada está siguiendo la misma hoja de ruta. A nivel de moral y de resultados, sin duda le esta sirviendo para coger confianza. El próximo rival del serbio será el ganador del duelo entre Popyrin y Norrie. Un Djokovic agresivo amenaza en Roland Garros.