Un crimen frío, calculado y con mensaje. Así describen los
expertos el asesinato de Andriy Portnov, exministro
ucraniano y figura clave del entorno del derrocado presidente
prorruso Víktor Yanukóvich, quien fue abatido este miércoles por
la mañana frente a un exclusivo colegio americano de Pozuelo de
Alarcón (Madrid), donde dejaba a sus dos hijos pequeños.
Según testigos presenciales y fuentes policiales, dos
sicarios le interceptaron a las 8:15 de la mañana y le
dispararon cinco veces, rematándolo con un tiro en
la cabeza.
Portnov iba vestido con ropa deportiva, como cada mañana,
y se cree que tras dejar a los niños planeaba ir al gimnasio. La
escena se desarrolló a plena luz del día y en presencia de
numerosos menores.
Un personaje con pasado turbio y muchos enemigos
Portnov no era un ciudadano más. “Este individuo está en la
lista negra de la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá
por corrupción, malversación de fondos públicos y violaciones de
derechos humanos”, afirma Chema Gil Garre,
codirector del Observatorio Internacional de Seguridad. “Fue uno de
los asesores más cercanos de Yanukóvich durante el Euromaidán y se
le responsabiliza de haber participado en la represión que causó
más de un centenar de muertos en Kiev”, añade.
Tras la caída del régimen prorruso en 2014,
Portnov huyó con
Yanukóvich a Rusia. Desde allí se instaló en Europa y llevaba al
menos dos años residiendo en España, concretamente en La
Moraleja, una de las zonas más exclusivas de Madrid.
“Este no era un mafioso al uso, era un agente de influencia rusa
muy activo. Participó en foros públicos en España, tenía
guardaespaldas en ocasiones y su presencia en Madrid no era
en absoluto discreta”, subraya Gil Garre.
“Podría ser una operación de inteligencia
ucraniana”
Aunque aún no hay detenidos, los investigadores trabajan con dos
principales hipótesis: una venganza política o un
ajuste de cuentas vinculado al crimen organizado. La
complejidad del caso ha hecho que la Comisaría General de
Información, especializada en terrorismo, espionaje y
contrainteligencia, se haga cargo de la investigación.
“También se
le vinculaba a negocios ilícitos y estructuras mafiosas
rusoparlantes en la costa española, por lo que tampoco se descarta
un ajuste de cuentas”
apunta Gil Garre.
Según el experto,
Portnov se movía en una rutina conocida.
“Alguien investigó sus horarios. Sabían que ese era su
momento más vulnerable, sin escoltas. Iba en ropa
deportiva, en un Mercedes de alta gama, probablemente blindado, pero
sin protección personal en ese instante”, explica.
Una grieta de seguridad en suelo español
La presencia de
Portnov en España plantea preguntas incómodas. “Estamos hablando de un individuo con alertas internacionales, claves bancarias restringidas por seguridad y vínculos con estructuras de influencia rusa. ¿Qué hacía aquí? ¿Se sabía? ¿Había seguimiento?”, se pregunta Gil Garre.
“La porosidad de España ante este tipo de amenazas es alarmante. Hemos acogido a más de 600.000 refugiados ucranianos, y sin embargo, este era uno de los que promovía la guerra contra Ucrania desde aquí”, denuncia.
“Alguien tendrá que explicar cómo llegó, cuánto tiempo llevaba en el país y si se le estaba vigilando”, insiste. “Es un perfil muy singular, un objetivo de alto valor que, en cualquier caso, no merecía una ejecución así”.
La comunidad educativa permanece conmocionada. Mientras tanto, la investigación continúa, con un crimen que podría tener ramificaciones internacionales y reabrir el debate sobre la seguridad y vigilancia de perfiles de riesgo en territorio español.