Son agresores bélicos como Rusia”

El recién coronado ganador de Eurovisión 2025, el austríaco JJ, ha sacudido el relato oficial del certamen con unas declaraciones que reavivan el debate sobre la presencia de Israel en la competición musical. En un contexto internacional condicionado por la enorme presión hacia la Unión Europea de Radiodifusión (UER) para revisar su postura sobre el conflicto en Gaza, el joven artista ha expresado su postura sin censura alguna: Israel, al igual que Rusia, «son agresores bélicos» a su juicio y no deberían formar parte de Eurovisión.

JJ: «Si hubiera sido por mí, los hubiera excluido a los dos»

En sus primeras entrevistas tras la victoria, JJ ha dejado clara su decepción con el enfoque actual del festival. En conversación con La Razón, lamenta que la política sea «el centro de atención» y añade: «También me decepciona mucho que se excluya a algunos países y que se permita participar a otros que están en guerra, y que se provoque algo así, lo cual es muy decepcionante. Eso es algo que hay que arreglar en Eurovisión«.

El cantante va más allá, emplazando a que la UER «trabaje mucho» para solventar una situación como esta: «Este año ha sido mucho más tranquilo y fuerte, sin estrés, en comparación con el año pasado«. Estas últimas palabras casan con los complejos acontecimientos acaecidos durante la celebración de Eurovisión 2024, cuya final quedó empañada por el acoso de la prensa israelí a periodistas españoles incluso en la sala de prensa.

Cabe destacar que JJ también ha hablado con otros medios de comunicación españoles. En conversación con el diario ABC, el intérprete establece un símil entre la situación de Israel y Rusia: «Son agresores bélicos«, asegura y subraya que, a título personal, él no puede hacer «nada». Eso sí, concluye con un contundente «si hubiera sido por mí, los hubiera excluido a los dos”.

Israel, foco de división en el certamen más político de los últimos años

Las palabras del artista no surgen de la nada. Su posicionamiento coincide con la tensión creciente en esta edición del festival, en la que hasta cuatro países pidieron abiertamente debatir la continuidad de Israel en Eurovisión antes de al inicio de la competición. Durante la propia celebración del certamen, televisiones públicas como la belga llegaron incluso a cortar la actuación israelí en señal de protesta.

Lejos de quedar como anécdotas aisladas, estos gestos se suman a una cobertura mediática que ha puesto en duda la supuesta neutralidad de Eurovisión. Las críticas se han intensificado tras los resultados del televoto, en el que Israel obtuvo el máximo de puntos del público español, a pesar de que en el estadio su actuación fue recibida con abucheos y silbidos que no se oyeron en la emisión.

TVE se alinea con el Gobierno y lanza un mensaje claro: “Paz y Justicia para Palestina”

La posición de Televisión Española (TVE) también se convirtió en un antes y un después. Previamente a los resultados de la Final, nuestra cadena pública emitió un mensaje incontestable en pantalla: «Frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción. Paz y Justicia para Palestina«. Un mensaje que, como se ha citado, no respondía a los votos del público sino a una postura institucional alineada con la del Gobierno español.

Durante la Segunda Semifinal, los comentaristas Tony Aguilar y Julia Varela verbalizaron el impacto del conflicto en Gaza: «Las víctimas de los ataques israelíes en Gaza superan ya las 50.000 y, entre ellas, más de 15.000 niños y niñas, según Naciones Unidas». La UER reaccionó a esta petición por la paz con una amenaza a TVE: en caso de volver a producirse declaraciones de este tipo en la Final, nuestra Corporación Pública se enfrentaba a una multa económica

El televoto, ¿triunfo político o espejismo propagandístico?

La controversia también salpicó al sistema de votación popular, que algunos mandatarios con papel institucional interpretaron como un aval político. Sin embargo, voces críticas desmontaron esta idea al recordar que Palestina no competía y, por tanto, no había posibilidad de que los espectadores trasladaran su apoyo de forma equitativa.

Además, investigaciones en curso apuntan al uso de publicidad institucional para movilizar votos en favor de Israel, así como campañas coordinadas en redes sociales para reforzar esa narrativa de apoyo masivo. Un fenómeno que recuerda a la victoria de Ucrania en 2022, tras la expulsión de Rusia, cuando la movilización popular fue interpretada como un gesto de solidaridad ante la invasión.

Eurovisión y su encrucijada: entre el espectáculo y la coherencia

En este escenario polarizado, las declaraciones de JJ adquieren un valor muy significativo. No solo por tratarse del ganador del certamen, sino porque expresan en voz alta lo que muchos ya ven como una grieta profunda en la supuesta neutralidad de Eurovisión. La pregunta ya no es si el festival puede mantenerse al margen de los conflictos internacionales, sino si quiere seguir fingiendo que lo hace.

Mientras tanto, la UER sigue sin mojarse sobre la petición de expulsar a Israel, y crecen los rumores de que Martin Österdahl —supervisor ejecutivo del festival— podría estar planteándose su dimisión. Sea como fuere, Eurovisión 2025 ha dejado una conclusión inevitable: el conflicto ha llegado para quedarse.

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