Uras ha querido sorprender a Seren con una noche especial. En un lugar lleno de magia, rodeados de margaritas, las flores favoritas de ella, velas encendidas y los amigos más cercanos, el joven se ha sentado al piano y le ha cantado una canción de amor.
Tras la música, ha llegado la declaración más esperada. Uras le ha dicho que está enamorado, que quiere pasar el resto de su vida a su lado y que no puede imaginar el futuro sin ella y sus dos hijos. “Eres el amor de mi vida. Ahora, y para siempre”, ha dicho antes de besarla.
Todo parecía perfecto. Pero entonces ha llegado la verdadera sorpresa: una oficiante de bodas ha aparecido para celebrar la ceremonia en ese mismo instante. Uras ha querido sellar su amor con un “sí, quiero” inmediato, lejos de sus familias, solo ellos dos.
Sin embargo, la cosa no ha salido como esperaba. Seren se ha echado para atrás. Le ha dejado claro que no quiere casarse así. “Te dije que lo decidieras… no que me lo impusieras”.
La emoción ha dejado paso a la tensión. Y lo que parecía un paso hacia el futuro… se ha convertido en una nueva barrera entre ellos.