Aunque durante mucho tiempo costó que se le reconociera, Scarlett Johansson es una actriz extraordinaria. Películas como la que la lanzó al estrellato, ‘Lost in Translation’ (2003), o la que probablemente sea la mejor de su filmografía, ‘Under the Skin’ (2013), son escaparates perfectos de la habilidad de la neoyorquina a la hora de comunicar mucho solo con gestos y miradas, y hablando muy poco o directamente nada; uno no se cansa de contemplarla dando vida a ese tipo de personajes. En cambio, al ver su primer largometraje como directora, ‘Eleanor the Great’, resulta inevitable preocuparse por la posibilidad de que a partir de ahora Johansson decida centrarse en trabajar desde detrás de la cámara. Porque la película, presentada hoy fuera de concurso en el Festival de Cannes, desdeña por completo la sutileza que tanto los citados trabajos actorales como varios otros de su carrera atesoran.
La película observa a Eleanor Morgenstein (June Squibb), una mujer de 94 años que se ve obligada a mudarse con su hija y su nieto cuando su mejor amiga, con la que ha vivido durante años en Florida, muere inesperadamente. Dado que allí nadie parece tener tiempo para ella, y en un intento de relacionarse, de manera accidental se ve sentada en un grupo de terapia para supervivientes del Holocausto a pesar de que ella no vivió esa barbarie, y en lugar de corregir el error decide relatar la historia de supervivencia de su amiga fallecida, que sí sobrevivió a los campos de exterminio, como si fuera propia; para entendernos: una variación ficticia -y ciertamente menos aparatosa- de la historia del impostor Enric Marco.
Exceso de verborrea
A partir de esa premisa, ‘Eleanor the Great’ va alternando de forma más bien despistada entre la comedia y la tragedia para hablar de asuntos como la vejez, la soledad y el duelo, y eso queda claro desde la primera de las mil ocasiones en las que los personajes nos lo hacen saber explícitamente. Ese exceso de verborrea explicativa está lejos de ser el único problema que la película aqueja. De entrada, la ironía y el sarcasmo que Eleanor exhibe en todo momento se muestran sobreescritos y calculados, de ningún modo la respuesta espontánea de una nonagenaria frente al mundo que la rodea, y, similarmente, en su avance, ‘Eleanor the Great’ va acumulando el tipo de situaciones y comportamientos que no han sido diseñados a imagen del mundo real sino según las necesidades que el guion tiene para seguir avanzando. Y peor aún es el empeño de la película en usar el Holocausto tanto para hacer llorar al espectador como para obtener el pasaporte a la temporada de premios de Hollywood, que empieza a finales de año.
Scarlett Johansson, por cierto, estrena dentro de unas semanas su nueva película como actriz, ‘Jurassic World: el renacer’. Seguro que está fantástica en ella.