Una reparación a 24.000 millones de kilómetros

«Imagina arrancar un coche que no ha funcionado en 21 años, a 24.000 millones de kilómetros de distancia, en el espacio interestelar». Así describe el astronauta canadiense Chris Hadfield la proeza tecnológica que ha conseguido realizar el equipo de la NASA que controla la sonda Voyager 1, el objeto construido por la humanidad que ha llegado más lejos, al espacio interestelar: reactivar con éxito unos propulsores considerados inutilizables desde hace décadas.

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