La comunidad gitana es la minoría étnica más numerosa de Europa, pero a pesar de ello existen muy pocas películas que la hayan retratado con la empatía y los matices que le dedica Guillermo Galoe en su primer largometraje de ficción, ‘Ciudad sin sueño’, presentado hoy en el Festival de Cannes. «Hace ya muchos años, el proceso de preparación de otro proyecto me llevó hasta Cañada Real, y allí descubrí un lugar a tan solo 15 minutos del centro de Madrid que está completamente desplazado en el espacio y en el tiempo, y posee unas leyes propias que ponen en cuestión también las leyes hegemónicas», explica el cineasta madrileño acerca del origen de la película, que compite en la sección paralela del festival conocida como Semana de la Crítica, que este año tiene al cineasta Rodrigo Sorogoyen como su presidente del Jurado.
«Mi punto de partida fue conocer a familias que vivían allí, pasar tiempo con ellas y despojarme tanto de muchos prejuicios como del tipo de intenciones buenistas derivadas de nuestro sentido de culpa blanca». Tardó bastante tiempo en sacar la cámara, añade, porque en Cañada Real están acostumbrados a las de los noticiarios, siempre dispuestas a capturar el lado más marginal y sensacionalista de la comunidad. Antes de ‘Ciudad sin sueño’ rodó allí el cortometraje ‘Aunque es de noche’ (2023), con el que ya compitió en Cannes y gracias al que obtuvo el segundo de sus premios Goya; el primero lo había ganado en 2017 gracias al documental ‘Frágil equilibrio’.
Esquivar el miserabilismo
La nueva película fija su mirada en un chaval de 15 años miembro de una familia de chatarreros que vive en el asentamiento ilegal madrileño y que, como muchos otros residentes del lugar, han recibido avisos oficiales de desalojo; el patriarca del clan se niega a marcharse, y el muchacho deberá elegir entre enfrentarse a un futuro incierto o aferrarse a un modo de vida que se desvanece en un lugar en el que es difícil conseguir agua corriente, la electricidad rara vez es fiable y pocas carreteras están pavimentadas, y que a ojos del resto del mundo es un supermercado de la droga. «En ese sentido, fue importante cocinar la película a fuego lento, observando y aprendiendo; invertí seis años en ella», explica Galoe acerca del reto que supuso esquivar el miserabilismo a la hora de retratar la Cañada.
En ‘Ciudad sin sueño’, un puñado de actores primerizos interpretan versiones bastante fidedignas de sí mismos, y rodaron la película sin guion. «Son una comunidad que quiere ser vista. Para la sociedad han sido completamente invisibles durante décadas y ahora, simplemente porque hay intereses económicos en juego, se les obliga a desalojar la tierra que han ocupado durante tanto tiempo. Yo creo que habría que tratar de entender sus necesidades reales, intentar ver las cosas desde su cosmogonía, y la película trata de contribuir a ello».